SAN FRANCISCO DE ASÍS
Nació en Asís, Italia, en el año 1182, en una familia de ricos mercaderes. Después de una juventud disipada en diversiones, se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a Dios.
Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios.
Fundó la Orden franciscana.
Cuenta la tradición que san Francisco de Asis, tenía la facultad o don de hablar y dominar a los animales.
Su comunicación con ellos lo llevó a vivir en contacto con la naturaleza, a proclamar el respeto hacia todo ser vivo e incluso a llamarlos hermanos, porque consideraba que ellos eran iguales a él como sus hermanos.
Predicó en Siria y Egipto y el sultán Malik al-Kamel quedó tan impresionado que le permitió visitar los Santos Lugares.
Francisco de Asís está considerado una de las figuras más importantes del cristianismo.
Entre sus escritos se conserva el llamado Cántico del hermano sol, hermana luna o Cántico de las criaturas que influyó en la poesía ascética y mística española posterior, en la obra de Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
La iglesia católica lo considera el "patrono celestial de quienes defienden la ecología".
Fue canonizado en 1228, dos años después de su muerte en Asís a los 44 años.
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.FUENTES UTILIZADAS
Para la realización de esta entrada se han utilizado, entre otras, las siguientes fuentes: Aciprensa. Recursos. San Francisco de Asís. https://ofm.org/es/la-orden.html. Museo del Prado. museodelprado.es
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