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15 noviembre 2019

JANE AUSTEN, BIOGRAFÍA

JANE AUSTEN
Jane Austen fue una destacada novelista británica que se considera uno de los "clásicos" de la literatura inglesa. 
Jane nació  Steventon Parsonage el 16 de diciembre de 1775. 

Su padre fue un pastor anglicano y profesor de Hampshire y su madre ama de casa que se ocupó de sus numerosos hijos y de los pupilos de su marido.

Steventon Parsonage, casa natal de Jane Austen

Jane Austen creció en una familia feliz y muy unida, y fue la séptima de ocho hermanos.

Jane estuvo toda la vida muy unida con su única hermana, Cassandra.

En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y, tras la muerte del padre de la familia, en 1805, primero a Southampton y luego a Chawton, un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus novelas.

Vista de Bath en el siglo XIX



Jane Austen comenzó a escribir a una edad temprana y sus obras juveniles incluyen bocetos dramáticos, parodias y poemas. 
Sus escritos circularon entre sus amigos y familiares y llegaron a los editores, pero pasó más de una década antes de que se imprimiera Sentido y sensibilidad a la que siguió muy pronto Orgullo y prejuicio que   fue escrita a escondidas entre 1796 y 1797 y durante mucho tiempo permaneció inédita, y se llamaba originalmente First impressions
Estas dos novelas Sentido y sensibilidad, publicada  el 1811, y Orgullo y prejuicio, publicada dos años más tarde en 1813, giran en torno a las relaciones entre hermanas.
Jane Austen dibujada por su hermana Cassandra.

Tanto Jane como Cassandra tuvieron romances, pero, como las heroínas de Austen, se negaron a casarse por situarse socialmente. 
Al fallecimiento de su padre en 1805 solo quedaban viviendo con la madre en la casa las dos hermanas Austen en una precaria situación económica.
Ambas permanecieron solteras,  y acompañaron y apoyaron a su madre tras la muerte de su padre .
Jane llevó una vida tranquila y retirada en su casa con apenas algún viaje a Londres.

 Guardarropa en la Sala de Asambleas de Clifton por Rolinda Sharples, 1817

En 1809, Austen se mudó con su madre y su hermana a Chawton, un tranquilo pueblo de Hampshire. 
Allí, en una casa que les regaló su acaudalado hermano Edward,  Jane Austen pasó sus años más felices. 
Casa de Jane Austen en Chawton, Hampshire

La finalización de sus seis novelas data de este período. 
Mansfield Park se publicó en 1814 y Emma, ​​con su casamentera heroína de quien Austen predijo en tono de broma "a nadie más que a mí le gustará mucho", en 1815.
Austen murió, a la edad de 41 años, el 18 de julio de 1817, dejando dos novelas,  Persuasión y La abadía de Northanger, una sátira de la novela gótica, para ser publicadas póstumas un año después.
Alguna de sus obras quedaron inacabadas.

Casa de Jane Austen, mesa en la que escribía la autora en Chawton

OBRAS DE JANE AUSTEN


Además de las Juvenilia, sus obras de infancia y primera juventud, Jane Austen nos dejó seis novelas, una novela corta epistolar, Lady Susan, y algunos trabajos inacabados, Los Watsons, Sanditon.
Las Cartas, se conservan numerosas aunque su hermana Cassandra quemó  parte de su correspondencia tras la muerte de la escritora. 
Carta de Jane Austen a su hermana Cassandra

Debido a las dificultades de distinto tipo que suponía en su época ser una mujer escritora algunas de sus obras se publicaron anónimas o con seudónimo masculino.
1811 Sentido y sensibilidad
1813 Orgullo y prejuicio
1814 Mansfield Park 
1815 Emma 
1818 La abadía de Northanger
1818 Persuasión 
El retrato Rice, 
supuesto retrato de Jane Austen 
pintado por Ozias Humphry





01 octubre 2013

JANE AUSTEN, ORGULLO Y PREJUICIO


ORGULLO Y PREJUICIO

 
CAPÍTULO I

Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad está tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus hijas.
––Mi querido señor Bennet ––le dijo un día su esposa––, ¿sabías que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park?
El señor Bennet respondió que no.
––Pues así es ––insistió ella––; la señora Long ha estado aquí hace un momento y me lo ha contado todo.
El señor Bennet no hizo ademán de contestar.
––¿No quieres saber quién lo ha alquilado? ––se impacientó su esposa.
––Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.
Esta sugerencia le fue suficiente.
––Pues sabrás, querido, que la señora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el lunes en un  landó de cuatro caballos para ver el lugar; y que se quedó tan encantado con él que inmediatamente llegó a un acuerdo con el señor Morris; que antes de San Miguel vendrá a ocuparlo; y que algunos de sus criados estarán en la casa a finales de la semana que viene.
––¿Cómo se llama?
––Bingley.
––¿Está casado o soltero?
––¡Oh!, soltero, querido, por supuesto. Un hombre soltero y de gran fortuna; cuatro o cinco mil libras al año. ¡Qué buen partido para nuestras hijas!
––¿Y qué? ¿En qué puede afectarles?
––Mi querido señor Bennet ––contestó su esposa––, ¿cómo puedes ser tan ingenuo? Debes saber que estoy pensando en casarlo con una de ellas.
––¿Es ese el motivo que le ha traído?
––¡Motivo! Tonterías, ¿cómo puedes decir eso? Es muy posible que se enamore de una de ellas, y por eso debes ir a visitarlo tan pronto como llegue.
––No veo la razón para ello. Puedes ir tú con las muchachas o mandarlas a ellas solas, que tal vez sea mejor; como tú eres tan guapa como cualquiera de ellas, a lo mejor el señor Bingley te prefiere a ti.
––Querido, me adulas. Es verdad que en un tiempo no estuve nada mal, pero ahora no puedo pretender ser nada fuera de lo común. Cuando una mujer tiene cinco hijas creciditas, debe dejar de pensar en su propia belleza.
––En tales casos, a la mayoría de las mujeres no les queda mucha belleza en qué pensar.
––Bueno, querido, de verdad, tienes que ir a visitar al señor Bingley en cuanto se instale en el vecindario.
––No te lo garantizo.
––Pero piensa en tus hijas. Date cuenta del partido que sería para una de ellas. Sir Willam y lady Lucas están decididos a ir, y sólo con ese propósito. Ya sabes que normalmente no visitan a los nuevos vecinos. De veras, debes ir, porque para nosotras será imposible visitarlo si tú no lo haces.
––Eres demasiado comedida. Estoy seguro de que el señor Bingley se alegrará mucho de veros; y tú le llevarás unas líneas de mi parte para asegurarle que cuenta con mi más sincero consentimiento para que contraiga matrimonio con una de ellas; aunque pondré alguna palabra en favor de mi pequeña Lizzy.
––Me niego a que hagas tal cosa. Lizzy no es en nada mejor que las otras, no es ni la mitad de guapa que Jane, ni la mitad de alegre que Lydia. Pero tú siempre la prefieres a ella.
––Ninguna de las tres es muy recomendable ––le respondió––. Son tan tontas e ignorantes como las demás muchachas; pero Lizzy tiene algo más de agudeza que sus hermanas.
––¡Señor Bennet! ¿Cómo puedes hablar así de tus hijas? Te encanta disgustarme. No tienes compasión de mis pobres nervios.
––Te equivocas, querida. Les tengo mucho respeto a tus nervios. Son viejos amigos míos. Hace por lo menos veinte años que te oigo mencionarlos con mucha consideración.
––¡No sabes cuánto sufro!
––Pero te pondrás bien y vivirás para ver venir a este lugar a muchos jóvenes de esos de cuatro mil libras al año.
––No serviría de nada si viniesen esos veinte jóvenes y no fueras a visitarlos.
––Si depende de eso, querida, en cuanto estén aquí los veinte, los visitaré a todos...