27 diciembre 2020

RUBÉN DARÍO, CUENTO DE NOCHEBUENA


RUBÉN DARÍO
Rubén Darío es un poeta nicaragüense, nacido en Metapa, que está considerado como el máximo representante del Modernismo literario en lengua española.

Es el poeta que ha tenido mayor y más duradera influencia en la poesía hispana del siglo XX, tanto al uno como al otro lado del Atlántico.

Es conocido por sus poemas y relatos como el príncipe de las letras castellanas.

Su fama e influencia fueron enormes pues, ya antes de llegar Rubén Darío a España, su libro de poesía Azul fue muy elogiado por Juan Valera novelista famoso y crítico literario.

El Cuento de Nochebuena es uno de sus cuentos navideños y aquí puedes leerlo a continuación:

CUENTO DE NOCHEBUENA

El hermano Longinos de Santa María era la perla del convento. Perla es decir poco, para el caso; era un estuche, una riqueza, un algo incomparable e inencontrable: lo mismo ayudaba al docto fray Benito en sus copias, distinguiéndose en ornar de mayúsculas los manuscritos, como en la cocina hacía exhalar suaves olores a la fritanga permitida después del tiempo de ayuno; así servía de sacristán, como cultivaba las legumbres del huerto; y en maitines o vísperas, su hermosa voz de sochantre resonaba armoniosamente bajo la techumbre de la capilla. Mas su mayor mérito consistía en su maravilloso don musical; en sus manos, en sus ilustres manos de organista. Ninguno entre toda la comunidad conocía como él aquel sonoro instrumento del cual hacía brotar las notas como bandadas de aves melodiosas; ninguno como él acompañaba, como poseído por un celestial espíritu, las prosas y los himnos, y las voces sagradas del canto llano. Su eminencia el cardenal —que había visitado el convento en un día inolvidable— había bendecido al hermano, primero, abrazádole enseguida, y por último díchole una elogiosa frase latina, después de oírle tocar. Todo lo que en el hermano Longinos resaltaba, estaba iluminado por la más amable sencillez y por la más inocente alegría. Cuando estaba en alguna labor, tenía siempre un himno en los labios, como sus hermanos los pájaritos de Dios. Y cuando volvía, con su alforja llena de limosnas, taloneando a la borrica, sudoroso bajo el sol, en su cara se veía un tan dulce resplandor de jovialidad, que los campesinos salían a las puertas de sus casas, saludándole, llamándole hacia ellos: "¡Eh!, venid acá, hermano Longinos, y tomaréis un buen vaso..." Su cara la podéis ver en una tabla que se conserva en la abadía; bajo una frente noble dos ojos humildes y oscuros, la nariz un tantico levantada, en una ingenua expresión de picardía infantil, y en la boca entreabierta, la más bondadosa de las sonrisas.



Avino, pues, que un día de Navidad, Longinos fuese a la próxima aldea...; pero ¿no os he dicho nada del convento? El cual estaba situado cerca de una aldea de labradores, no muy distante de una vasta floresta, en donde, antes de la fundación del monasterio, había cenáculos de hechiceros, reuniones de hadas, y de silfos, y otras tantas cosas que favorece el poder del Bajísimo, de quien Dios nos guarde. Los vientos del cielo llevaban desde el santo edificio monacal, en la quietud de las noches o en los serenos crepúsculos, ecos misteriosos, grandes temblores sonoros..., era el órgano de Longinos que acompañando la voz de sus hermanos en Cristo, lanzaba sus clamores benditos. Fue, pues, en un día de Navidad, y en la aldea, cuando el buen hermano se dio una palmada en la frente y exclamó, lleno de susto, impulsando a su caballería paciente y filosófica:

—¡Desgraciado de mí! ¡Si mereceré triplicar los cilicios y ponerme por toda la vida a pan y agua! ¡Cómo estarán aguardándome en el monasterio!


Era ya entrada la noche, y el religioso, después de santiguarse, se encaminó por la vía de su convento. Las sombras invadieron la Tierra. No se veía ya el villorrio; y la montaña, negra en medio de la noche, se veía semejante a una titánica fortaleza en que habitasen gigantes y demonios.

Y fue el caso que Longinos, anda que te anda, pater y ave tras pater y ave, advirtió con sorpresa que la senda que seguía la pollina, no era la misma de siempre. Con lágrimas en los ojos alzó éstos al cielo, pidiéndole misericordia al Todopoderoso, cuando percibió en la oscuridad del firmamento una hermosa estrella, una hermosa estrella de color de oro, que caminaba junto con él, enviando a la tierra un delicado chorro de luz que servía de guía y de antorcha. Diole gracias al Señor por aquella maravilla, y a poco trecho, como en otro tiempo la del profeta Balaam, su cabalgadura se resistió a seguir adelante, y le dijo con clara voz de hombre mortal: "Considérate feliz, hermano Longinos, pues por tus virtudes has sido señalado para un premio portentoso." No bien había acabado de oír esto, cuando sintió un ruido, y una oleada de exquisitos aromas. Y vio venir por el mismo camino que él seguía, y guiados por la estrella que él acababa de admirar, a tres señores espléndidamente ataviados. Todos tres tenían porte e insignias reales. El delantero era rubio como el ángel Azrael; su cabellera larga se esparcía sobre sus hombros, bajo una mitra de oro constelada de piedras preciosas; su barba entretejida con perlas e hilos de oro resplandecía sobre su pecho; iba cubierto con un manto en donde estaban bordados, de riquísima manera, aves peregrinas y signos del zodiaco. Era el rey Gaspar, caballero en un bello caballo blanco. El otro, de cabellera negra, ojos también negros y profundamente brillantes, rostro semejante a los que se ven en los bajos relieves asirios, ceñía su frente con una magnífica diadema, vestía vestidos de incalculable precio, era un tanto viejo, y hubiérase dicho de él, con sólo mirarle, ser el monarca de un país misterioso y opulento, del centro de la tierra de Asia. Era el rey Baltasar y llevaba un collar de gemas cabalístico que terminaba en un sol de fuegos de diamantes. Iba sobre un camello caparazonado y adornado al modo de Oriente. El tercero era de rostro negro y miraba con singular aire de majestad; formábanle un resplandor los rubíes y esmeraldas de su turbante. Como el más soberbio príncipe de un cuento, iba en una labrada silla de marfil y oro sobre un elefante. Era el rey Melchor. Pasaron sus majestades y tras el elefante del rey Melchor, con un no usado trotecito, la borrica del hermano Longinos, quien, lleno de mística complacencia, desgranaba las cuentas de su largo rosario.
Y sucedió que —tal como en los días del cruel Herodes— los tres coronados magos, guiados por la estrella divina, llegaron a un pesebre, en donde, como lo pintan los pintores, estaba la reina María, el santo señor José y el Dios recién nacido. Y cerca, la mula y el buey, que entibian con el calor sano de su aliento el aire frío de la noche. Baltasar, postrado, descorrió junto al niño un saco de perlas y de piedras preciosas y de polvo de oro; Gaspar en jarras doradas ofreció los más raros ungüentos; Melchor hizo su ofrenda de incienso, de marfiles y de diamantes...

Entonces, desde el fondo de su corazón, Longinos, el buen hermano Longinos, dijo al niño que sonreía:

—Señor, yo soy un pobre siervo tuyo que en su convento te sirve como puede. ¿Qué te voy a ofrecer yo, triste de mí? ¿Qué riquezas tengo, qué perfumes, qué perlas y qué diamantes? Toma, señor, mis lágrimas y mis oraciones, que es todo lo que puedo ofrendarte.

Y he aquí que los reyes de Oriente vieron brotar de los labios de Longinos las rosas de sus oraciones, cuyo olor superaba a todos los ungüentos y resinas; y caer de sus ojos copiosísimas lágrimas que se convertían en los más radiosos diamantes por obra de la superior magia del amor y de la fe; todo esto en tanto que se oía el eco de un coro de pastores en la tierra y la melodía de un coro de ángeles sobre el techo del pesebre.


Entre tanto, en el convento había la mayor desolación. Era llegada la hora del oficio. La nave de la capilla estaba iluminada por las llamas de los cirios. El abad estaba en su sitial, afligido, con su capa de ceremonia. Los frailes, la comunidad entera, se miraban con sorprendida tristeza. ¿Qué desgracia habrá acontecido al buen hermano?

¿Por qué no ha vuelto de la aldea? Y es la hora del oficio, y todos están en su puesto, menos quien es gloria de su monasterio, el sencillo y sublime organista... ¿Quién se atreve a ocupar su lugar? Nadie. Ninguno sabe los secretos del teclado, ninguno tiene el don armonioso de Longinos. Y como ordena el prior que se proceda a la ceremonia, sin música, todos empiezan el canto dirigiéndose a Dios llenos de una vaga tristeza... De repente, en los momentos del himno, en que el órgano debía resonar... resonó, resonó como nunca; sus bajos eran sagrados truenos; sus trompetas, excelsas voces; sus tubos todos estaban como animados por una vida incomprensible y celestial. Los monjes cantaron, cantaron, llenos del fuego del milagro; y aquella Noche Buena, los campesinos oyeron que el viento llevaba desconocidas armonías del órgano conventual, de aquel órgano que parecía tocado por manos angélicas como las delicadas y puras de la gloriosa Cecilia...

El hermano Longinos de Santa María entregó su alma a Dios poco tiempo después; murió en olor de santidad. Su cuerpo se conserva aún incorrupto, enterrado bajo el coro de la capilla, en una tumba especial, labrada en mármol.


DANIEL VÁZQUEZ DÍAZ
Daniel Vázquez Díaz, fue un pintor español. Considerado un artista que es un puente entre el Realismo y el Cubismo fue un destacado retratista y paisajista.
Todas las pinturas de esta entrada, incluidas los retratos de Rubén Darío como monje cartujo, son obra de Daniel Vázquez Díaz.


25 diciembre 2020

LEWIS CARROLL, CHRISTMAS GREETINGS (FROM A FAIRY TO A CHILD)

 



LEWIS CARROLL
El escritor inglés Charles Lutwidge Dodgson, más conocido por su seudónimo Lewis Carroll, fue un diácono anglicano, que fue profesor  en Oxford como matemático, lógico.  
También se interesó por la fotografía, afición que abandonó por sus polémicos y ambiguos retratos de niñas.
Entre sus obras literarias destacan Alicia en el País de la Maravillas y Alicia a través del espejo.
Lewis Carroll fue autor de algunos poemas como este dedicado a la Navidad: Felicitación navideña  (de un hada a una niña).

CHRISTMAS GREETINGS 

(FROM A FAIRY TO A CHILD)


LADY dear, if Fairies may

For a moment lay aside
Cunning tricks and elfish play,
'Tis at happy Christmas-tide.

We have heared the children say---
Gentle children, whom we love---
Long ago, on Christmas-Day,
Came a message from above.

Still, as Christmas-tide comes round,
They remember it again---
Echo still the joyful sound
"Peace on earth, good-will to men!"                           

Yet the hearts must child-like be
Where such heavenly guests abide;
Unto children, in their glee,
All the year is Christmas-tide.

Thus forgetting tricks and play
For a moment, Lady dear,
We would wish you, if we may,
Merry Christmas, glad New Year!

Lewis Carroll

The ChristmasTree Fairy by Cicely Mary Barker

20 diciembre 2020

GUILLAUME APOLLINAIRE, LOS ABETOS

GUILLAUME APOLLINAIRE
Wilhelm Albert Włodzimierz Apolinary de Kostrowicki, poeta, novelista y ensayista nacido en Roma, conocido como Guillaume Apollinaire​. 
Su carrera literaria está unida a Francia.
Amigo de Pablo Picasso,  Henri Matisse y Georges Braque participó en los lazos de unión entre poesía y pintura en las vanguardias parisinas y está considerado como una figura de transición entre el movimiento simbolista y el surrealista.
Es famoso por sus poemas Caligramas en los que la tipografía sirve para dibujar el texto.


LOS ABETOS
Los abetos de puntiagudos gorros 

con largas túnicas vestidos como astrólogos 
a sus hermanos talados saludan 
esos barcos que por el Rin bogan

En las siete artes adoctrinados
por viejos abetos sus ancestros
que grandes poetas son predestinados
se saben a brillar más que planetas

A brillar dulcemente transformados
en estrellas y cubiertos de nieve

En las bienaventuradas Navidades
Fiestas de abetos en ensueño
con sus largas ramas lánguidas
hileras de blancos querubines

Los abetos hermosos músicos
antiguos villancicos cantan 
y balancean sus alas
al viento de las otoñales noches
o bien solemnes hechiceros
al cielo embrujan cuando truena

Guillaume Apollinaire





17 diciembre 2020

RAY BRADBURY, CUENTO DE NAVIDAD

 

CUENTO DE NAVIDAD

El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso máximo permitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando éstos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.


-¿Qué haremos?



-Nada, ¿qué podemos hacer?



-¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!



La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.

-Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.

-¿Qué...? -preguntó el niño.


El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer "día". Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:

-Quiero mirar por el ojo de buey.

-Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.

-Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.

-Espera un poco -dijo el padre.

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.

-Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad.

La madre lo miró consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.

-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron.

-Sí, sí. todo eso y mucho más -dijo el padre.

-Pero... -empezó a decir la madre.

-Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

-Ya es casi la hora.

-¿Puedo tener un reloj? -preguntó el niño.

Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.

-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

-Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

-No entiendo.

-Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado.

Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.

-Entra, hijo.

-Está oscuro.

-No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.

-Feliz Navidad, hijo -dijo el padre.

Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.




















04 diciembre 2020

AGATHA CHRISTIE, LA AVENTURA DEL PUDDING DE NAVIDAD

AGATHA CHRISTIE 
Autora inglesa del género policíaco, sin duda una de las más prolíficas y leídas del siglo XX.

Agatha Christie ha tenido admiradores y detractores entre escritores y críticos. 

Se la acusa de conservadurismo y de exaltación patriótica de la superioridad británica. 

Pero se reconoce también su habilidad para la recreación de ambientes rurales y urbanos de la Inglaterra de la primera mitad del siglo XX, su oído para el diálogo, la verosimilitud de las motivaciones psicológicas de sus asesinos, e incluso su radical escepticismo respecto de la naturaleza humana ya que en sus obras cualquiera puede ser un asesino.



LA AVENTURA DEL PUDDING DE NAVIDAD
Es un relato breve de misterio de tema navideño que transcurre en Kings Lacey, una antigua mansión, en la campiña inglesa.

En esta oportunidad, Agatha nos deleita con El pudding de Navidad, donde un príncipe del Lejano Oriente inicia en Londres un romance con una muchacha a la que regala un valioso rubí emblemático de las tradiciones de su país. 

Pronto la joven y la gema desaparecen y, para evitar el escándalo, ya que el príncipe va a casarse y la joya es un regalo para su futura esposa, son requeridos los servicios del detective privado belga Hércules Poirot.


A pesar de su inicial reticencia a abandonar su cómodo y caldeado apartamento en Londres, Poirot, acompañado de su fiel amigo el Capitán Hastings, se traslada en plenas Navidades a una señorial mansión de la campiña inglesa para allí llevar a cabo sus discretas investigaciones. 

En el relato, Agatha Christie recrea unas Navidades a la antigua usanza en el campo inglés con toda la familia reunida, las medias de los regalos de los niños, el árbol de Navidad, el pavo y el pudding de ciruelas, los crakers. El muñeco de nieve junto a la ventana...



FRAGMENTO DE LA AVENTURA DEL PUDDING DE NAVIDAD
Aquí puedes leer un pequeño pasaje del relato corto de Agatha Christie titulado El pudding de Navidad:

"En el largo salón de Kings Lacey se disfrutaba una agradable temperatura de veinte grados. Poirot estaba hablando allí con la señora Lacey, junto a una de las grandes ventanas provistas de parteluces. La señora estaba entretenida con una labor. No hacía petit point ni bordaba flores en seda, sino que se dedicaba a la prosaica tarea de bastillar unos paños de cocina. Mientras cosía, hablaba con una voz suave y reflexiva que Poirot encontraba muy atractiva. —Espero que disfrute con nuestra reunión de Navidad, monsieur Poirot. Sólo la familia. Mi nieta, un nieto, un amigo del chico, Bridget, mi sobrina nieta, Diana, una prima, y David Welwyn, un viejo amigo nuestro. Una reunión de familia nada más. pero Edwina Morecombe dijo que eso era precisamente lo que usted quería ver: unas Navidades a la antigua usanza. No podría encontrar más a propósito que nosotros. Mi marido está completamente sumergido en el pasado. Quiere que todo siga exactamente igual a como estaba cuando él era un chiquillo de doce años y venía a pasar aquí sus vacaciones —sonrió para sí—. Las mismas cosas de siempre: el árbol de Navidad, las medias colgadas; la sopa de ostras, el pavo..., dos pavos, uno cocido y uno asado, y el pudding de ciruela, con el anillo, el botón de soltero y demás... No podemos meter en el pudding monedas de seis peniques porque ya no son de plata pura. Pero sí las golosinas de siempre: las ciruelas de Elvas y de Carlsbad, las almendras, las pasas, las frutas escarchadas y el jengibre. ¡Oh, perdón, parezco un catálogo de Fortnum y Mason!
—Está usted excitando mis jugos gástricos, señora.
—Supongo que mañana por la noche sufriremos todos una indigestión espantosa. No está uno acostumbrado a comer tanto en estos tiempos, ¿verdad que no? La interrumpieron unos gritos y carcajadas procedentes del exterior, junto a la ventana. La señora Lacey echó una ojeada. —No sé qué es lo que están haciendo ahí fuera. Estarán jugando a algo. Siempre he tenido mucho miedo de que la gente joven se aburra con nuestras Navidades. Pero nada de eso; todo lo contrario. Mis hijos y sus amigos solían mostrarse displicentes con nuestro modo de celebrar la Navidad. Decían que era una tontería, que armábamos demasiados barullo, y que era mucho mejor ir a un hotel a bailar. Pero la nueva generación parece que encuentra todo esto de lo más atractivo. Además —añadió con sentido común— los colegiales siempre tienen hambre, ¿no le parece? Yo creo que en los internados los deben tener a dieta. Todos sabemos que un chiquillo de esa edad come aproximadamente tanto como tres hombres fuertes.
Poirot se rió y dijo: —Han sido muy amables, tanto usted como su marido, al incluirme a mí en su reunión de familia.
—¡Pero si estamos encantados! —le aseguró la señora Lacey—. Y si le parece que Horace se muestra poco afectuoso, no se preocupe, pues es su temperamento.
Lo que su marido el coronel Lacey, había hecho en realidad era muy distinto: —No comprendo por qué quieres que uno de esos condenados extranjeros venga a fastidiar la Navidad. ¿Por qué no le invitamos en otra ocasión? No trago a los extranjeros. ¡Ya sé, ya sé! Edwina Morecombe quería que lo invitáramos. Me gustaría saber qué tiene esto que ver con ella. ¿Por qué no le invita ella a pasar las Navidades en su casa? —Porque sabes muy bien que Edwina va siempre al Claridge —había dicho la señora Lacey. Su marido le había dirigido una mirada suspicaz. —No estarás tramando algo, ¿verdad, Em? —preguntó. —¿Tramando algo? —Em le miró abriendo mucho sus ojos de un azul intenso—. ¡Qué cosas dices! ¿Qué quieres que esté tramando? El anciano coronel Lacey se rió, con una risa profunda y retumbante. —Te creo muy capaz, Em—dijo—. Cuando pones esa expresión tan inocente es que estás tramando algo."

Y por si te apetece continuar la historia, aquí puedes leer el relato completo haciendo clik en el siguiente enlace:
El pudding de Navidad


21 noviembre 2020

NEIL GAIMAN, LAS CAZADORAS DE SETAS

NEIL GAIMAN

Neil Gaiman, autor de historietas y escritor inglés, muy activo en redes sociales,  es superventas de obras de fantasía con múltiples adaptaciones televisivas y al cine. 

Entre las obras Neil Gaiman destaca The Sandman que es una serie de historietas, ilustrada por múltiples artistas de variados estilos, publicada por DC Comics.
Es una serie de comic books o novelas gráficas pertenecientes al género de terror, fantástico con toques de mitología clásica y actual.

Neil Gaiman además es autor de cuentos, novelas, guiones cinematográficos y de series y de poesías como esta de Las cazadoras de setas.

LAS CAZADORAS DE SETAS

La ciencia, como sabes, mi pequeña, es el estudio
de la naturaleza y del comportamiento del universo.
Se basa en observación, experimentación y medición
y la formulación de leyes que describen los hechos revelados.

Antaño decían que los hombres ya venían preparados con cerebros
diseñados para seguir a la carrera a bestias de carne,
para adentrarse a ciegas en lo desconocido
y encontrar el camino de vuelta a casa cuando se perdían
con un antílope herido acarreado entre ellos.

O, en malos días de caza, nada.

Las mujeres, que no necesitaron correr detrás de la presa,
tenían un cerebro que se fijaba en hitos y hacía caminos entre ellos
a la izquierda del arbusto de espinos y a través de los derrubios
y busca en el tronco del árbol medio caído
porque a veces hay setas.

Antes del basto de pedernal o las herramientas de sílex del carnicero,
la primera de todas las herramientas fue un cabestrillo para el bebé
para mantener nuestras manos libres
y algo para acarrear las bayas y las setas,
las raíces y las buenas hojas, las semillas y caracoles.
Entonces el pilón de pedernal para quebrar, para aplastar, para moler o romper.

Y había veces que los hombres cazaban bestias
en lo profundo del bosque,
y nunca volvían.

Algunas setas te matarán,
mientras otras te mostrarán a los dioses
y algunas mitigarán el hambre en nuestros estómagos. Identifica.

Otras nos matarán si crudas las comemos,
nos matarán de nuevo si una vez las cocinamos,
pero si las cocemos en agua de arroyo y ese agua desechamos
y las volvemos a cocer y el agua volvemos a desechar,
sólo entonces las podemos comer con seguridad. 
Observa.

Observa el nacimiento de los vástagos, mide el crecimiento de vientres y la forma de los pechos
y mediante la experiencia descubre cómo traer con seguridad bebés al mundo.
Obsérvalo todo.

Y las cazadoras de hongos caminan los caminos que caminan
y observan el mundo y ven lo que observan.
Y algunas prosperarán y se relamerán,
mientras otras se aferrarán a sus estómagos y expirarán.

Así se harán las leyes y se dictará lo que es seguro. 
Formula.

Las herramientas que hacemos para construir nuestras vidas:
nuestras ropas, nuestra comida, nuestro camino al hogar…
todas esas cosas se basan en observación,
en experimentación, en medición, en verdad.

Y la ciencia, recuerda, es el estudio
de la naturaleza y el comportamiento del universo,
basado en la observación, experimentación y medición
y la formulación de leyes que describan esos hechos.

La carrera continúa. Una primigenia científica
dibujó bestias sobre las paredes de las cuevas
para enseñar a sus hijos, ahora alimentados de setas
y de bayas, qué sería seguro cazar.

Los hombres siguen corriendo detrás de las bestias.

Las científicas caminan más despacio, sobre la cima de la colina
y hacia el borde del agua, pasando el lugar de las arcillas rojas.
Cargan con sus bebés en los cabestrillos que han hecho,
liberando sus manos para recolectar setas.

Neil Gaiman





05 octubre 2020

RAY BRADBURY: FAHRENHEIT 451

RAY BRADBURY
Ray Douglas Bradbury es un escritor estadounidense del género fantástico, de misterio, terror y ciencia ficción. 
Nació en Waukegan, Illinois en 1920.
Bradbury fue un ávido lector en su juventud, además de un escritor aficionado. 
Estuvo muy influenciado por Edgar Allan Poe, H.G. Wells, Julio Verne y Edgar Rice Burroughs.


No pudo asistir a la universidad por motivos económicos y para ganarse la vida, comenzó a vender periódicos.
Posteriormente se propuso formarse de manera autodidacta a través de los libros, comenzando a realizar sus primeros cuentos. 















Él mismo nos lo cuenta así:

"Las bibliotecas me criaron. Yo no creo en los colegios ni en las universidades. Yo creo en las bibliotecas porque la mayoría de los estudiantes no tienen dinero. Cuando me gradué de la escuela secundaria fue durante la Depresión y no teníamos dinero. Yo no podía ir a la universidad, así que fui a la biblioteca tres días a la semana durante diez años".

Habiendo sido influenciado por héroes de ficción como Flash Gordon o Buck Rogers, Bradbury empezó a publicar en fanzines en 1938.
Sus trabajos iniciales los vendió a revistas, a comienzos del año 1940.
Ha trabajado también como guionista en numerosas películas y series de televisión, entre las que cabe destacar su colaboración con John Huston en la adaptación de  Moby-Dick  de Herman Melville para la película que Huston dirigió en 1956.

OBRAS Y TEMAS
Sus obras más conocidas son Crónicas marcianas y Fahrenheit 451.
Bradbury no sólo es novelista, también ha escrito innumerables guiones de televisión, ensayos y poemas.
Su preocupación como escritor no sólo se centra en cuestionarse el modo de vida actual, también se adentra en el reino de lo fantástico y maravilloso, con un estilo poético y a veces provocativo.


En su niñez, Bradbury fue muy propenso a las pesadillas y horribles fantasías, que acabó por plasmar en sus relatos muchos años después. 
Bradbury toma frecuentemente el racismo como tema central de sus relatos, asÍ como la guerra atómica y, como en Fahrenheit 451, la censura y la tecnología. 
Su preocupación profunda por el futuro de una humanidad dependiente de las máquinas es otro de los temas que se pueden ver frecuentemente en los relatos de Bradbury.

También reflejan algunas de las ansiedades más características de los Estados Unidos en la actualidad, como el deseo de una vida más sencilla y alejada del ajetreo de la modernidad o el miedo a lo ajeno, a lo extranjero. 
Tampoco es extraño encontrar como tema favorito de Bradbury el miedo a la muerte.

FAHRENHEIT 451

Es una novela distópica que se sitúa en el futuro en un mundo en el que leer libros está prohibido
¿QUÉ ES UNA DISTOPÍA?
La palabra distopía no aparece en el diccionario de la RAE.
El término fue acuñado como un antónimo de utopía.
Una distopía es una utopía negativa, es una sociedad futura peor que la actual.
Se utiliza también  con el mismo significado la palabra antiutopía y es sustituible por otras semejantes como contrautopía o atopía.

FAHRENHEIT 451 EN EL CINE
Fahrenheit 451 es una película dirigida en 1966 por François Truffaut.
La película de este director francés, Farenheit 451, es una adaptación bastante fiel de la novela homónima de Bradbury y transporta intacto el mensaje del valor de la palabra escrita con la misma fuerza y convicción que pretendió el novelista.

La película se sitúa en una sociedad posterior al año 1990, en donde la tarea de los bomberos ya no es la de apagar incendios sino la de quemar libros, ya que, según su gobierno, leer impide ser felices porque llena de angustia
FAHRENHEIT 451 EN CÓMIC
Tim Hamilton  ha publicado la versión gráfica de la novela Fahrenheit 451.
Es una adaptación hecha por Hamilton de la novela al cómic que cuenta con la aprobación y con la colaboración del propio Bradbury .
En esta novela gráfica, Hamilton expresa magistralmente en imágenes la toma de conciencia del bombero Montag que ya es un símbolo universal de la miseria que genera el pensamiento único y del inestimable valor de la filosofía y la literatura. 

CURIOSIDADES:
PREMIO PULITZER
Entre otros muchos galardones, Ray Bradbury recibe, en el año 2007, el Premio Pulitzer de las Artes por su "distinguida, prolífica y profundamente influyente carrera como un autor sin igual de la ciencia ficción y la fantasía".

ASTEROIDE
Existe un asteroide, el n.º 9766 de la serie (1992 DZ2), descubierto por el programa Spacewath en 1992, llamado Bradbury en su honor.

SIGNIFICADO DEL TÍTULO
El término "Fahrenheit 451" hace referencia a la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde.
Equivale a 233º C.