FRIEDRICH HÖLDERLIN
Johann Christian Friedrich Hölderlin, poeta lírico, novelista y dramaturgo nacido en Lauffen am Neckar, Württemberg, en 1770, es el más grande representante del romanticismo alemán.
Estudió teología en Tübingen donde fue amigo y compañero de cuarto de Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Friedrich Schelling.
Camarada de la práctica totalidad de los grandes hombres de la cultura alemana de su tiempo, frecuentó a Schiller en Jena mientras seguía unos cursos dictados por Fichte y trató a Goethe y Herder en Weirmar.
Muy influido por Platón y por la mitología y cultura helénicas, fue traductor de Sófocles y Píndaro y autor de una valiosa obra poética y dramática.
Desde 1802, aquejado por los primeros síntomas de una grave enfermedad mental, regresó a Tübingen y permaneció el resto de sus días, en casa de un carpintero que lo acogió, escribiendo extraños versos que firmaba con el nombre de Scardanelli.
UN FRAGMENTO DE HYPERION
"A ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre... pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo enteramente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y yo me encuentro ante ella como ante un extraño, y no la comprendo. Ojalá no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona."
DEDICADOS A LA NATURALEZA
LOS ROBLES
Al salir de los jardines, me acerco a vosotros, ¡hijos de las montañas!
Lejos de los jardines, donde la Naturaleza vive doméstica y paciente,
nutricia y a su turno cuidada, compañera de los activos hombres.
Pero vosotros -¡egregios!- os alzáis como un pueblo de Titanes
en medio de un mundo cada vez más dócil, y sólo a vosotros mismos obedecéis,
y al cielo, que os ha nutrido y educado, y a la tierra materna.
Ninguno de vosotros fue jamás a la escuela domeñadora de hombres,
y libres y contentos, surgís de vuestras fuertes raices, en múltiple tropel.
Y como brazos potentes aferráis el espacio, como su presa el águila,
levantando hacia las nubes la amplitud serena de vuestras altas testas asoleadas.
Cada uno de vosotros sois un mundo; y unidos por una libre alianza,
convivís como dioses.
Si yo pudiera tolerar la servidumbre, nunca envidiaría al bosque,
y me plegaría sin esfuerzo alguno a la vida común de los hombres.
Si este corazón mío que vive para el amor dejara de encadenarme al mundo
¡cuánto me gustaría ser un roble!
EL PASEO
Hermosos bosques que cubren la ladera,
en la verde pendiente dibujados,
por cuyas sendas me guío,
calmada en mi corazón
dulcemente cada espina
cuando más oscuro es el sentido
del dolor del pensamiento y del Arte
que desde tan antiguo en mí pesan.
Deliciosas imágenes del valle,
jardines, árboles,
estrecho puentecillo,
arroyo que apenas puedo ver,
qué hermoso en la despejada lejanía
brilla el soberbio cuadro
de este paisaje que amorosamente
visito, cuando el tiempo es benigno.
Dulcemente la divinidad nos lleva
hacia el azul primero,
luego con nubes dispone
la enorme y cenicienta bóveda,
y abrasadores rayos y estruendo
de relámpagos, con embeleso de los campos,
con belleza unida
a la fuente de la primitiva imagen.
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