21 marzo 2023

ALFONSO RODRÍGUEZ CASTELAO, DESDE LA VENTANA DE LA TORRE


Castelao por Beti Alonso

CASTELAO
Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao nació en 1880 en Rianxo, en Galicia.
Fue médico,aunque no ejerció. 
Él mismo nos lo explica:
Fíxenme médico por amor a meu pai; non exerzo a profesión por amor á humanidade.

Además fue también diputado, pintor, dibujante, humorista, periodista, cuentista, novelista y dramaturgo.
Murió en Buenos Aires, Argentina, en 1950.





ALGUNAS OBRAS DE CASTELAO
1929 Cousas un libro de relatos y dibujos.
1934 Os dous de sempre, una novela.

Aquí puedes leer, en gallego y en español,  uno de sus relatos recogido en Cousas titulado "Dende a fiestra da torre".


DENDE A FIESTRA DA TORRE
Dende a fiestra da torre a condesiña ten os seus ollos chorosos enfiados na derradeira revolta do camiño, por onde un día fuxeu a súa ledicia de namorada. Co verme dos ciumes rillándolle o corazón, a condesiña vai morrendo pouquiño a pouco na fiestra da torre.

E pasan días e meses e anos, esculcando no camiño a volta do seu amor. E nun serán de pensamentos velaíños, relembrando aquel bico que se deron a furto, a condesiña belida morreuse de amor.

Velaía como contan as xentes a morte da namorada.

Este sartego encerra dende hai centos de anos as cinzas da malfadada condesiña, e a lenda que se conta de vellos a mozos colleu pulo sentimental no moimento de pedra, hucha misteriosa para tódolos espíritos románticos.

Unha vez foi aberto polos “intelectuales” da vila e dentro atoparon ósos, retrincos de lenzo, po e… carabuñas de cereixas para encher as dúas cuncas.

Por certo que o médico, home de moitos anteollos e de moita caspa na chaqueta, díxolle ó boticario:

— A condesiña do que morreu foi dunha enchente de cereixas…

Hai homes que non saben calar.
Cousas, Castelao


DESDE LA VENTANA DE LA TORRE

Desde la ventana de la torre la condesita mira con ojos llorosos hacia la última vuelta del camino por donde un día huyó su alegría de enamorada. Con el gusano de los celos royéndole el corazón, la condesita se va muriendo, poco a poco, en la ventana de la torre.

Y pasan días, y meses, y años, esperando en el camino la vuelta de su amor. Y en un atardecer de pensamientos tristes, recordando aquel beso que se dieron furtivamente, la bella condesita se murió de amor. 

He aquí cómo cuentan las gentes la muerte de la enamorada.

Este sarcófago encierra desde hace cientos de años las cenizas de la desgraciada condesita, y la leyenda que pasa de viejos a jóvenes ha tomado impulso sentimental en el monumento de piedra, cofre misterioso para todos los espíritus románticos.

Una vez fue abierto por los “intelectuales” del pueblo y dentro encontraron huesos, pedazos de tela, polvo y… pepitas de cerezas como para llenar dos tazas.

Por cierto que el médico, hombre de gafas gruesas y de mucha caspa en la chaqueta, le dijo al boticario:

-La condesita de lo que murió fue de una indigestión de cerezas…

Hay hombres que no saben callarse.

Cousas, Castelao








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