LA MUJER EN LA LITERATURA
ESCRITORAS CON SEUDÓNIMOS
Antes del siglo XX las mujeres tenían muy escasas oportunidades de dedicarse a la literatura debido a los prejuicios que existían sobre su inteligencia, talento y condición social.
Por esta razón muchas escritoras se aventuraron a publicar sus obras con un seudónimo masculino.
Esto, sin contar a las que no publicaron con sus nombres reales y quedaron en la penumbra.
Las hermanas Brontë, Charlotte, Emily y Anne fueron tres escritoras inglesas cuyas obras transcendieron la época victoriana para convertirse en clásicas.
Les tocó vivir en la sociedad inglesa del siglo XIX, donde las ocupaciones de las mujeres estaban muy delimitadas.
Este fue el principal problema de estas jóvenes inquietas.
Apasionadas de la literatura, vivieron en una época que no las comprendía.
La mujer no tenía cabida en el mundo intelectual.
En 1846, Charlotte descubrió las poesías de Emily y le propuso a ella y a Anne, que también escribía poesía, editar un poemario conjunto.
Dados los prejuicios que había contra las mujeres escritoras en la época, decidieron publicarlo bajo seudónimos masculinos eligiendo Currer Bell, Ellis Bell y Acton Bell.
Cada uno de los nombres comenzaba por la inicial de su propio nombre.
Emily, evidentemente, era Ellis y sus poemas son de una calidad superior a los de sus hermanas, revelando a una poetisa de indudable sensibilidad y talento.
Este libro lo pagaron ellas pero, a pesar de alguna buena crítica, sólo se vendieron dos ejemplares.
Después, cada hermana escribió una novela.
En 1847 Charlote fue la primera que publicó Jane Eyre que tuvo un éxito inmediato.
Aquel mismo año, más adelante, Anne publicó Agnes Grey y Emily Cumbres borrascosas.
La especulación sobre la identidad de las autoras se mantuvo hasta que visitaron Londres y se dieron a conocer a sus editores.
GEORGE SAND: AURORE DUPHIN
Después de abandonar a su esposo, Aurore Duphin comenzó a preferir el uso de vestimentas masculinas, aunque continuaba vistiéndose con prendas femeninas en reuniones sociales.
Este atuendo masculino le permitió circular más libremente en París, y obtuvo de esta forma, un acceso a lugares que de otra manera hubieran estado negados para una mujer de su condición social.
George Sand en traje masculino
Esta era una práctica excepcional para el siglo XIX, donde los códigos sociales, especialmente de las clases altas, eran de una gran importancia.
Como consecuencia de esto, perdió parte de los privilegios que obtuvo al convertirse en baronesa y fue una especie de mestiza social.
Con el famoso compositor Frédéric Chopin realizó un viaje a la isla de Mallorca, que narró en Un invierno en Mallorca, en el que recoge su preocupación por los problemas humanos y los ideales feministas.
Fernán Caballero era el seudónimo utilizado por la escritora Cecilia Böhl de Faber, autora de obras como La gaviota.
Como dato curioso hay que anotar que el gobierno belga le concedió la Cruz de la Orden de Leopoldo, que se le negó a última hora, en el momento en que se supo que Fernán Caballero era una mujer.
J.K. ROWLING: JOANNE ROWLING
La autora de Harry Potter firmó el primer tomo como Joanne Rowling, y los editores, temiendo que el libro no llamara la atención de los niños por llevar el nombre de una mujer, le sugirieron que firmara como J. K. Rowling.
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