La comedia de magia es uno de los subgéneros teatrales más populares durante los siglos XVIII y XIX.
Tiene su origen en el teatro del XVII y como antecedentes las comedias de santos que contaban la vida de un santo y sus milagros que causaban gran admiración en el público.
Aunque de manera muy sencilla, en ellas se realizaban efectos en escena para representar los milagros de los santos.
Un ejemplo de estas comedias de santos es El mágico prodigioso de Calderón de la Barca que es la historia de san Cipriano y santa Justina mártires de Antioquía.
Manuscrito de El mágico prodigioso de Calderón
Esta obra se representó en el pueblo de Yepes, Toledo, en la festividad del Corpus Christi.
En ella se realizan prodigios como el traslado de un monte de un lado al otro del tablado, la aparición de un fantasma, de un monstruo mecánico o una tarasca infernal sobre la que cabalga el diablo y la mágica transformación de Justina en un esqueleto que desaparece o vuela.
A partir del siglo XVIII la comedia de magia se caracteriza por la aparición de personajes y elementos mágicos, que se acompañan de una espectacular escenografía, que hace que este teatro mágico sea uno de los más representados de la época.
La regla es la siguiente: cuanto más fastuoso y espectacular, mejor.
Las obras de magia comparten con las comedias de santos una dimensión moralizante con la victoria sistemática del Bien sobre el Mal.
Las comedias de magia son obras híbridas con partes declamadas, otras cantadas y coreografías y todas se caracterizan por la desmesura en el efectismo, con un alud de subyugantes efectos de luz, sonido y maquinaria que requieren un alto grado de tecnicidad.
La comedia de magia, nacida en el siglo XVIII, es un género dramático con características definitorias.
Aquí podemos ver algunas de ellas:
LA TRAMA
La trama, generalmente amorosa, es muy simple y está sujeta al impacto que produce en el espectador los continuos sucesos inesperados que tienen lugar.
La intriga, llena de elementos maravillosos, no sigue el principio aristotélico de la verosimilitud y todo se teje a partir de golpes de teatro asombrosos.
Se suceden en escena casos de petrificación, metamorfosis, aparición y desaparición, vuelos, magia, invisibilidad repentina, necromancia, fantasmagoría...
El esquema de la acción se estructura alrededor del enfrentamiento de dos fuerzas opuestas: el bien y el mal.
Pero el resultado es siempre moralizante, se llega a un final feliz con la unión de los enamorados y el triunfo del bien.
De ahí resulta una multitud de posibilidades en los lugares representados: países exóticos, palacios aéreos, islas fantásticas, cuevas y subterráneos infernales, la luna...
En cuanto al tiempo es indefinido o nos lleva a un pasado lejano y ahistórico,
Estos parámetros hacen que la representación escénica sea muy compleja.
En la comedia mágica la escenografía los bastidores y la tramoya cobran gran importancia y se utilizan todo tipo de trucos escénicos para sorprender y emocionar al público: fantasmas, estatuas que cobran vida, apariciones y desapariciones, vuelos, transformaciones, mutaciones...
Al empezar a representarse en auténticos teatros a la italiana, aumentó la caja del escenario y la posibilidad de utilizar más innovaciones escenográficas y nuevos trucos de tramoya.
Las bambalinas y los escotillones, las poleas y las gruas de los nuevos teatros permitían todo tipo de desapariciones.
Se crearon decorados con transparencias, juegos de sombras, panoramas y telones pintados con apariencias de diorama.
En algunas comedias se utilizaron fuentes con juegos de agua e incluso se inunda parte del escenario para simular un lago.
Se utilizan efectos técnicos como los descritos por Athanasius Kircher en su obra Ars Magna Lucis et Umbrae como la linterna mágica, las cabezas parlantes, las cajas catóptricas, los falsos espejos y los teatros ilusorios.
Linternas mágicas en el Ars Magna de Kirchner. 1646
La iluminación permitía dirigir la atención del espectador hacia personajes o situaciones determinadas.
En el XVIII se realizaba la iluminación en el teatro con antorchas y candilejas, posteriormente en el XIX llegaría al teatro la luz de gas.
También se hizo uso de la pirotecnia y los fuegos artificiales.
Hay que mencionar la importancia de los motivos musicales en estas comedias ya que, además de su valor como elemento de entretenimiento, la música, las canciones y los bailes sirven para tapar los ruidos que se producían al mover las tramoyas.
Además se utilizan en ellas efectos sonoros especiales para simular, truenos, vientos, batallas, terremotos o cualquier tipo de sonidos que requiriese el desarrollo de la acción para mantener la atención del espectador.
Estos seres mágicos aparecen mezclados con personajes humanos que se encuentran con ellos y sufren todo tipo de situaciones fantásticas, asombrosas y disparatadas.
El personal dramático se compone de personajes muy numerosos, híbridos y sobrenaturales.
Su origen es muy variado y pueden pertenecer a diversas fuentes:
Los cuentos maravillosos: brujas, magos, hadas, duendes...
La mitología clásica: cíclopes, centauros, ninfas, sirenas y nereidas junto a Poseidón, Venus, Cupido, Flora, Ceres o las fraguas de Vulcano...
Las leyendas: genios protectores, dragones, fantasmas...
La Historia: El condestable Álvaro de Luna, Ricardo Corazón de León, el Marqués de Villena...
La religión: San Miguel, el Diablo, el Ángel de la Guarda...
La literatura: la Infanta Oriana, Merlín, Lazarillo, Puck, Titania, Oberón...
El reino animal: monos, asnos, osos, elefantes, pájaros…
Personificaciones: La Abundancia, los Siete vicios, Los Cuatro elementos...
Así pues los personajes de la comedia de magia forman un imaginario muy rico y heterogéneo.
LA CRÍTICA
Este tipo de comedias fueron ridiculizadas ferozmente por los entendidos de su época y posteriormente fueron olvidadas hasta su estudio por la crítica actual.
La comedia mágica fue denostada y despreciada por los neoclásicos por su falta de contención y sus exageraciones.
Leandro Fernández de Moratín dice de este tipo de teatro lo siguiente:
"Si del todo la pluma desenfrenas
date a la Magia, forja encantamiento,
y salgan los diablillos a docenas,
aquí un palacio vuele por los vientos,
allí un vejete se transforme en rana,
todo asombro ha de ser, todo portentos."
Leandro Fernández Moratín
[]
A pesar de la oposición de los críticos del Neoclasicismo, el género tuvo un gran éxito popular que se extendió hasta el siglo XIX.
Cuando, a finales del siglo XVIII, las autoridades deciden refinar
el gusto del público, lo primero que hacen es prohibir la representación de las comedias de
magia en 1788.
No obstante la prohibición no siempre se respetó, entre otras razones, porque la recaudación en los teatros aumentaba significativamente cuando las compañías representaban las comedias de magia.
Según Mesonero Romanos estas comedias fueron la salvación de muchas compañías y teatros.
De todas formas la prohibición fue transitoria y poco efectiva.
EL PÚBLICO
El público ingenuo y entusiasta, ansioso de novedades, emociones y truculencias siguió acudiendo en masa a las representaciones de las comedias de magia siempre que las autoridades las permitieran por ser fiestas, carnavales o cualquier otro motivo.
Se puede decir que eran comedias para todos los públicos, aunque estudios demuestran que eran muy apreciadas por el público femenino.
LAS OBRAS
Entre las obras más famosas destacan: Duendes son alcahuetes, y el Espíritu Foleto de Antonio de Zamora que fue el creador del género y Todo lo vence el amor o la pata de cabra de Juan de Grimaldi que fue la obra más representada en la primera mitad del siglo XIX.
Muy famosa fue también La redoma encantada de Eugenio de Hartzenbush de la que incluso una fábrica de chocolates hizo cromos de la obra para que los coleccionaran los niños.
Jacinto Benavente, premio Nobel de Literatura, escribió también varias comedias de magia, entre ellas: La Cenicienta, La duquesa gitana y La noche iluminada.
FUENTES UTILIZADAS
Para la realización de esta entrada se han utilizado, entre otras, las siguientes fuentes:
Teatro de Magia. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.Cervantesvirtual.com
Caro Baroja, Julio. Teatro popular y magia. Madrid: Revista de Occidente, 1974.
Doménech Rico, Fernando. La comedia de magia.
Coplas y aleluyas de La pata de cabra. Almanaque, pliegos de cordel, tradición oral, romancero. adarve5blogspot.com
Arellano, Ignacio. La construcción dramática de El mágico prodigioso de Calderón. Hispadoc.es
Anónimo. Preparando la escenografía en un teatro. Escuela italiana. Siglo XIX. Óleo sobre tabla. Biblioteca e Raccolta Teatrale del Bucardo. Roma. Italia.
Posada, José Guadalupe. ¡Ilusiones fantásticas! c. 1930. Grabado o fotograbado. 35,1x25 cm. The Art Institute of Chicago. Estados Unidos.
Jankovic, Lisa. «Ya llegan, me dan sudores». El miedo al Moro en la comedia de magia española (siglos XVIII-XIX): reflexión sobre el imaginario colectivo. Cahiers de Civilisation Espagnole Contemporaine. De 1808 au temps présent. Open Edition Journals
Perego, Antonio. La reunión de la Academia del Pugni. Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo. Colección privada.
Serra Pausas, Joan. La Redoma Encantada. Antiguos Cromos de Chocolate. Números 1 al 8. Medidas 10,8x7,3 cm. Chocolates Padrosa, fundada en 1841.
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