Oscar Wilde, en su obra El Alma del Hombre bajo el Socialismo que recoge alguno de sus ensayos sobre filosofía, política, literatura y arte, trata el tema del poder de la prensa para modificar estados de opinión y los límites sobre el derecho a la privacidad y el derecho a la libre información.
No olvidemos que la vida privada de Wilde se vio expuesta a la curiosidad del público a través de la prensa con motivo de su juicio y encarcelamiento por demandar por difamación al marqués de Queensberry que públicamente lo acusaba de tener relaciones con su hijo, Lord Alfred Douglas, también poeta y apodado Bosie.
Antiguamente existía la tortura. Ahora tienen la prensa. Ciertamente esto constituye un adelanto. Pero todavía el medio es malo, equivocado y desmoralizador. Alguien –¿fue Burke?– llamó al periodismo el cuarto poder. Eso sin duda era cierto en ese momento. Pero en el presente es el único poder. Se ha comido a los otros tres. Los Señores Temporales no dicen nada, los Señores Espirituales no tienen nada que decir; y la Casa de los Comunes no tiene nada que decir y lo dice. Estamos dominados por el periodismo. En Norteamérica, el presidente reina por cuatro años, y el periodismo gobierna por siempre jamás. Por suerte, en Norteamérica el periodismo ha llevado su autoridad a los extremos más burdos y brutales y como consecuencia natural, ha comenzado a crear un espíritu de rebelión. A la gente le divierte, o le disgusta, de acuerdo a su temperamento. Pero ya no es más la fuerza que era. No se la considera seriamente. El periodismo en Inglaterra, exceptuando algunos pocos ejemplos conocidos, como no ha sido llevado a tales extremos de brutalidad, es todavía un gran factor, un poder realmente importante. Considero verdaderamente extraordinaria la tiranía que se propone ejercer sobre las vidas privadas de la gente. El hecho es que el público tiene una curiosidad insaciable por conocer todo, excepto aquello que vale la pena conocer. El periodismo, consciente de esto y con sus hábitos comerciales, satisface sus demandas. En siglos anteriores al nuestro, el público clavaba a los periodistas por las orejas en la picota. Eso era terrible. En este siglo, los periodistas han clavado sus propias orejas en los agujeros de la cerradura. Eso es aun peor. Y lo que agrava esta desgracia es que los periodistas más culpables no son los periodistas divertidos que escriben para los llamados periódicos de sociedad. El daño lo hacen los periodistas serios, reflexivos, sinceros, quienes solemnemente, como lo están haciendo actualmente, mostrarán ante los ojos del público algún incidente de la vida privada de un gran estadista, de algún líder del pensamiento político, ya que se trata de un creador de fuerza política, e invitan al público a discutir el incidente, a ejercer su autoridad sobre el asunto, dar su punto de vista, y no solamente dar su punto de vista sino también llevarlo a la acción, imponiendo sus ideas sobre otros puntos al hombre, a su partido, al país; en otras palabras, se hacen ridículos, ofensivos y dañinos. Las vidas privadas de los hombres y las mujeres no debieran contarse en público. El público no tiene absolutamente nada que ver con ellos.
En Francia las cosas se arreglan mejor. No se permite que los detalles de los juicios por divorcio se publiquen para la diversión o la crítica del público. Todo lo que el público puede conocer es que se ha llevado a cabo un divorcio y que fue concedido a pedido de una, u otra, o ambas partes. En Francia, en realidad, se limita al periodista y se permite al artista casi perfecta libertad. Aquí otorgamos absoluta libertad al periodista y limitamos enteramente al artista. La opinión pública inglesa trata de constreñir y obstaculizar al hombre que hace cosas que son hermosas y obliga al periodista a detallar cosas que son feas, desagradables o asquerosas, de modo que tenemos los más serios periodistas del mundo y los periódicos más indecentes. No es exagerado hablar de compulsión. Posiblemente existan periodistas que encuentran placer en publicar cosas horribles, o quienes, siendo pobres, buscan escándalos como fuente permanente de ingresos. Pero existen otros periodistas, estoy seguro, hombres de educación y cultivados, a quienes realmente disgusta publicar estas cosas, que saben que está incorrecto hacerlo, y solamente lo hacen porque las condiciones malsanas en que ejercen su profesión les obligan a dar al público lo que el público demanda, y competir con otros periodistas significa proporcionar este material en la forma más completa y satisfactoria posible, para satisfacer el burdo apetito popular. Es una posición muy degradante para cualquier persona educada, y no me cabe duda que la mayoría de ellos lo siente intensamente.
Oscar Wilde
El Alma del Hombre bajo el Socialismo
LA LITERATURA Y LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOSEl Cuarto poder es la expresión que hace referencia a los medios de comunicación y a la prensa en cuanto a sector dotado de gran poder o influencia en los asuntos sociales y políticos de un país.
Se comenzó a emplear en el siglo XIX colocando a la prensa junto a los tres poderes del Estado: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial.
Oscar Wilde consideraba que la diferencia entre la literatura y el periodismo radica en que esta es ilegible y aquella nadie la lee. De ahí el poder de la prensa de modificar estados de opinión sobre un tema.
Tom Wolfe en los ensayos que recoge en su obra El nuevo periodismo consideraba que el periodismo de los años 60 del siglo XX había arrebatado a la novela su poder.
"El nuevo periodismo no puede ser ignorado por más tiempo en su sentido artístico porque ha arrebatado el cetro de la Literatura a la agonizante novela y se ha convertido en el género literario más vivo de la época".
Como ejemplos de esta tesis nos presenta a Saul Bellow, John Updike, Philip Roth, Norman Mailer, Truman Capote, Bárbara Goldsmith...
En la actualidad la prensa escrita sigue un camino muy diferente del imaginado por Wolfe.
La entrada en el campo de la literatura y la información de las redes sociales y la IA ha modificado completamente la situación de la prensa hasta el punto que algunos estudiosos dan por segura la desaparición de los periódicos en papel.
El uso de Internet y de los teléfonos móviles en la sociedad actual va a redefinir en los próximos años los nuevos parámetros y géneros tanto literarios como periódisticos.
LOS SUBGÉNEROS PERIODÍSTICOS
En cuanto a la forma, podemos distinguir en la prensa cuatro tipos de artículos de opinión:
- El Artículo
- La Editorial
- La Columna
- La Crítica
Por el contenido nos ocuparemos al menos dos tipos de artículos de opinión: Los artículos literarios y los artículos político-económicos.
LOS ARTÍCULOS LITERARIOS:
Una de las funciones del artículo literario, es ejercer influencia sobre las personas para modificar su modo de actuar, su pensamiento, opinión o incluso generar una conducta respecto a un determinado asunto.
Borges, que fue un excepcional articulista y que nunca tuvo reparos en incluir sus colaboraciones dentro de sus libros de ensayo, admiraba a los escritores que incursionaban en la materia: Coleridge, De Quincey, Carlyle, Stevenson, Wilde y Chesterton. Y también fueron de la partida Rouseau, Stendhal, Baudelaire, Mallarmé, Valéry y Gide.
En España no podemos olvidar a Mariano José de Larra, Galdós, Unamuno, Clarín, Umbral, Julio Camba, Manuel Vicent...
Para Francisco Umbral "el artículo literario es el soneto del periodismo".
LOS ARTÍCULOS DE TEMA POLÍTICO-ECONÓMICO:
Se dice que el periodismo es el primer borrador de la historia, pero en ocasiones lo que pretende es moldearla.
Pedro de Miguel, licenciado en Historia y profesor de Géneros Periodísticos Interpretativos en la Universidad de Navarra, asegura que "a diferencia del mundo griego y romano, nuestro nuevo foro son los medios de comunicación".
En nuestra época este foro se amplía con las redes sociales y la IA.
Es tradicional la influencia de la prensa y de los magnates que la dirigen sobre la situación político económica mundial.
Uno de los casos más famosos es el de la participación de William Randolph Hearst y de John Pulitzer y sus periódicos en el origen de la guerra de Cuba entre Norteamérica y España en 1898.
Se llama prensa amarilla o sensacionalista al tipo de periodismo que presenta noticias con titulares llamativos, escandalosos o exagerados para tratar de aumentar sus ventas y el número de lectores.
Por lo general estas noticias amarillistas no cuenten con ninguna evidencia y presenten una realidad distorsionada que no ha sido debidamente investigada.
Hoy en día este fin de conseguir lectores por cualquier medio se consigue en Internet con los llamados clickbaits conocidos en español con el neologismo de ciberanzuelos.
En la actualidad el tema de la prensa en los conflictos armados es tratado por escritores como George Packer en su libro La puerta de los asesinos en el que describe con minuciosidad cómo la guerra de Irak fue producto de intensas escaramuzas entre articulistas ideológicos que intentaban cambiar la historia de los Estados Unidos y de Medio Oriente.
El articulismo sigue siendo un factor decisivo de la historia.
Dice al respecto Manuel Vicent, paradigma del articulista sin partido: "Mi columna dominical es una garita desde la que disparo".
Ese poder de los artículos ya lo reflejaba Benito Pérez Galdós cuando, tras una dilatada carrera periodística, escribió un hilarante cuento satírico llamado El artículo de fondo, donde denunciaba las arbitrariedades y el peligroso poder que ya en su época tenían los articulistas.
Si te apetece leerlo, haz click en el siguiente enlace:
Benito Pérez Galdós: El artículo de fondo
En la actualidad el futuro poder de la prensa escrita tradicional se tambalea.
Se plantea el reto para los lectores de información digital de distinguir las noticias verdaderas entre las fake news, los bulos, las imágenes retocadas, la Inteligencia Artificial y las teorías conspiranoicas difundidas por las redes sociales.
FUENTES UTILIZADAS Para la realización de esta entrada, se han utilizado entre otras las siguientes fuentes:
Wilde, Oscar. El Alma del Hombre bajo el Socialismo. (Ensayos sobre filosofía, política, literatura y arte). Arpa Editores. ISBN:9788418741517. España. 2022.
Hamilton, John Maxwell. La explosión del Maine: Una guerra basada en Fake News. Revista digital. National Geographic. Historia. 15/02/2004.
Pérez Galdós, Benito. El Artículo de Fondo. Biblioteca digital abierta. Edita textos.info. Editor Edu Robsy. Menorca. España. 01/12/2016.
Packer, George. La puerta de los asesinos: Historia de la guerra de Irak. Editorial Debate. ISBN: 9788499926018. España. 2016.
Revista Muy Interesante. Imagen de Oscar Wilde generada por AI. Midjourney/Sarah Romero 19/01/2024.
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