El fenómeno del metateatro, aunque presente ya en autores como Shakespeare en Hamlet, Calderón en La vida es sueño, Molière en El impromtu de Versalles o Cervantes en El retablo de las maravillas, se empieza a estudiar en España a partir de los años 60 del siglo XX.
Se comienza a hablar entonces de metateatro, metaobras y de el concepto de "obra dentro de una obra" y de "obra dentro de una obra dentro de una obra" aunque algunos críticos prefieren la expresión "obra dramática en forma reflexiva" o de "obras autorreferenciales".
En las obras de metateatro serían necesarios, al menos, dos niveles de ficción distintos y que al menos en algún momento de la obra existiese consciencia de ellos.
Hay que tener en cuenta la importancia del metateatro en autores como Luigi Pirandello, Samuel Beckett, Bertolt Brecht, Edward Albee, Tom Stoppard o Peter Weiss que son algunos de los grandes renovadores de la escena teatral europea del siglo XX.
Ciertos críticos consideran al metateatro moderno como una
evolución del tópico barroco del theatrum mundi, otros piensan que obedece únicamente a un cambio de percepción de la audiencia ya que tras las dos Guerras Mundiales se empieza a difuminar el límite entre la realidad y la ficción.
En el Barroco, el teatro dentro del teatro adopta la forma del theatrum mundi en obras como Lo fingido verdadero de Lope de Vega y El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca.
Dentro de metateatro, las metaobras deben mostrar la vida como teatralizada considerando como los barrocos que el mundo es un escenario y la vida es un sueño.
En La tempestad de Shakespeare el personaje de Próspero repite ese tópico: "Estamos hechos de la misma materia que los sueños y un sueño ciñe nuestra corta vida."
En este concepto del metateatro entrarían tanto autores clásicos como Cervantes, Molière, Shakespeare y Calderón como el siglo XX dramaturgos como Jean Genet, Peter Weiss, Samuel Beckett y Bertolt Brecht.
Los personajes metaficcionales se
caracterizan principalmente por actuar como dramaturgos en sus obras de teatro.
Se rebelan contra su destino e intentan cambiar o dirigir a sus compañeros.
Son conscientes de que su existencia procede y depende de la imaginación de un autor.
Al saberse producto de la ficción, la figura metateatral transmite esa angustia existencial a la audiencia.
Esperando a Godot de Beckett en la dirección de James Macdonald
Esperando a Godot y Final de partida, de Samuel Beckett son consideradas
plenamente metateatrales porque cumplen el requisito de mostrar la vida como una obra de teatro.
La obra de Peter Weiss titulada Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representado por el grupo teatral
del Hospicio de Charenton bajo la dirección del Señor de Sade por su complejidad estructural es un ejemplo de "obra dentro de una obra dentro de una obra".
Los internos de un manicomio en el que está el marqués de Sade interpretan una obra de teatro sobre la muerte de Marat para un grupo de nobles que los visita.
Marat/Sade de Weiss por la compañía Atalaya
La dualidad de los personajes como internos del manicomio y como actores, de la cual la audiencia es siempre consciente, funciona en más niveles a la vez, puesto que los personajes que representan los locos son figuras históricas, es decir, pertenecen al plano de la realidad; y al mismo tiempo, los actores son locos que viven en una realidad ficticia fruto de su locura.
Daniel Radcliffe and Joshua McGuire en Rosencrantz y Guildenstern están muertos
En la obra Rosencrantz y Guildenstern están muertos de Tom Stoppard encontramos una variación de este recurso del teatro dentro del teatro.
En ella el Hamlet de Shakespeare constituiría la obra marco y el ambiente en el que Rosencrantz y Guildenstern juegan y reflexionan es la obra inserta.
Poco a poco estos personajes shakespearianos se van dando cuenta de que no existen fuera de su función como espías del príncipe de Dinamarca y que están condenados a representar su papel una y otra vez.
Luigi Pirandello en su obra Seis personajes en busca de autor, nos muestra el teatro desde dentro del teatro.
Pirandello nos presenta a una compañía teatral que está llevando a cabo un ensayo.
Seis personajes en busca de autor de Pirandello por The American Repertory Theater
Vemos al director, al tramoyista, al apuntador y a los actores en plena representación, pero también vemos a estos personajes en sus momentos de descanso, cuando dejan de actuar.
Narra la llegada de unos personajes de una obra que no se llegó a escribir ni a representar que acuden al director de escena para que les permita llevar al teatro la historia que el autor no quiso escribir.
Seis personajes en busca de autor es una de las obras más paradigmáticas e influyentes del teatro del siglo XX.
Gran parte de la dramaturgia contemporánea, de una forma consciente o no, se ha visto influenciada por ella.
Los personajes que crean
Beckett, Pirandello, Stoppard, Weiss y Genet están inmersos en un juego interminable de roles
cambiantes que ilustra esta idea de la existencia gobernada por fuerzas externas al
individuo, convirtiéndose el papel dentro del papel en un modo de explorar los
problemas existenciales de los seres humanos.
Uno de los propósitos del teatro desde sus orígenes ha sido convertir aquello que se finge en verdad.
En el metateatro se busca no solo imitar la realidad sino también reflexionar sobre dicha realidad y sobre la naturaleza de la comunicación humana desde un punto de vista más crítico.
El retablo de las maravillas de Cervantes por Els Joglars
Para la realización de esta entrada se han utilizado, entre otras, las siguientes fuentes:
Jódar, Pilar. Metateatro español: estudio del concepto y de su presencia en cien textos teatrales de los siglos XX y XXI. Repositorio Gredos USAL
Corces, Laureano. Estudio genérico y metateatralidad en «El retablo de las Maravillas» Centro Virtual Cervantes. Fairleigh Dickinson University. EE.UU.
Figueruelo, Mabel. Lo fingido verdadero el metateatro de Lope de Vega. Evasión. El Economista.
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