PÁGINAS

26 abril 2018

JACK KEROUAC, ON THE ROAD

JACK KEROUAC
Jack Kerouac es un escritor estadounidense de origen franco canadiense.
Es un icono cultural y el novelista más destacado y emblemático de la Generación Beat.
Llevó una vida nómada marcada por el alcohol y las drogas.
Fue uno de los pioneros de la Generación Beat junto a sus colegas William S. Burroughs y Allen Ginsberg.

Kerouac es reconocido por su prosa espontánea de escritura directa, con frases breves de estilo oral. 

Su obra abarca temas como la espiritualidad católica, el jazz, la promiscuidad, el budismo, las drogas, la pobreza y los viajes. 


Se convirtió en una celebridad clandestina y fue el padre del movimiento hippie, a pesar de estar en contra de determinadas ideologías políticas radicales.

Kerouac falleció en 1969, a los 47 años, debido a una  cirrosis que le produjo su alcoholismo.


Su obra más famosa es la novela On the Road
Desde su fallecimiento su prestigio literario ha crecido, permitiendo la publicación póstuma de varias obras inéditas. 
Fue autor de poemas y novelas, entre los que, como él decía, no encontraba diferencia.
Se conservan 200 cuadernos de notas donde recogió, año tras año,  desde los 14 a los 47 sus vivencias.


LA OBRA DE JACK KEROUAC, EL JAZZ Y EL VIAJE INICIÁTICO
Aunque tuvo problemas para publicar su primera obra actualmente todos sus libros se han impreso, incluyendo The Town and the City, Doctor Sax, The Dharma Bums, Mexico City Blues, The Subterraneans, Desolation Angels, Visions of Cody, The Sea Is My Brother y Big Sur.

Con su escritura sincopada y visceral, Kerouac forja con sus obras el mito de la imprescindible Generación Beat, cuyo legado e influencia siguen muy vivos.

Su obra está influenciada por el estilo de los grandes del Jazz de la época: Charlie Parker, Thelonius Monk, John Coltrane, Miles Davis, Billie Holliday...
El jazz aparece en sus obras como una experiencia liberadora


Publicadas entre 1957 y 1958, En el camino, Los subterráneos y Los vagabundos del Dharma convirtieron a Jack Kerouac en el portavoz de la Generación Beat, en una referencia cultural norteamericana y, con el tiempo, en un clásico de la literatura del siglo XX.
Las tres novelas son variaciones sobre un tema, el del viaje iniciático físico o espiritual, y retratan también el desasosiego de los jóvenes inquietos en una Norteamérica de finales de los 50 donde muchas cosas empezaban a cambiar. 



Son tres narraciones autobiográficas en las que el escritor plasma sus experiencias vitales a través de tres protagonistas diferentes, y en ellas aparecen también, convertidos en personajes fácilmente identificables, otros beats legendarios.

ON THE ROAD


De 1947 a 1950, Kerouac recorre cuatro veces los Estados Unidos de costa a costa. 
Junto a él viajan sus jóvenes amigos y un cuaderno. 
Todos piensan que para escribir hay que vivir y para vivir hay que viajar. Es su particular Odisea y Nueva York es Ítaca. 
En el camino es un manifiesto de la juventud desarraigada y rebelde, y la gran celebración literaria del viaje iniciático como búsqueda y huida.


Kerouac se transmuta en Sal Paradise, pero el verdadero protagonista es Dean Moriarty, retrato magistral del mítico Neal Cassady, el beat en estado puro.

Jack Kerouac y Neal Cassady

Y también están presentes Allen Ginsberg y William S. Burroughs, entre una sucesión de viajes  y ciudades.
Nueva York, Nueva Orleans, San Francisco, Chicago...,  y una mezcla de jazz, alcohol, sexo y marihuana.



El texto original  de On The Road está escrito de un tirón en un rollo de papel continuo de teletipo de 40 metros de longitud sin márgenes ni puntos y aparte para ahorrar papel.
Este rollo se pudo contemplar en I am Jack la exposición dedicada a Kerouac.


En 1951, en Manhattan durante veinte días de primavera un joven de 29 años escribe día y noche en una Underwood. 
Durante ese tiempo se alimenta de sopa de guisantes, café y anfetaminas.










A Jack Kerouac le costó publicar On the Road, pero hoy esta novela se considera un icono de la Generación Beat. 
En ella se entremezcla la posguerra, la contracultura, la espontaneidad, el instinto y la autenticidad. 


En el camino critica a la sociedad americana de mediados del siglo XX pero también reivindica, adaptándolos a su tiempo, valores esenciales de la cultura norteamericana. 



LOS SUBTERRÁNEOS


Los subterráneos está ambientada en San Francisco y retrata a un escritor que vive una intensa historia de amor con una muchacha negra.
Es una especie de cuadro autobiográfico improvisando, como el jazz de Charlie Parker, en torno al tema de un amor desesperado.



LOS VAGABUNDOS DEL DHARMA

Los Vagabundos del Dharma el viaje es espiritual, a través del descubrimiento del budismo. 
El protagonista está inspirado en Gary Snyder, y también aparecen retratados Ginsberg y Ferlinghetti. 









15 abril 2018

MARK TWAIN, CARTA A WALT WHITMAN

 Mark Twain en una fotografía coloreada 

MARK TWAIN
En mayo de 1889, Mark Twain escribió una carta para felicitar a Walt Whitman con motivo de la celebración de su septuagésimo cumpleaños.

Tarjeta de felicitación de cumpleaños de la época


En ella, el autor de Huckleberry Finn se muestra asombrado por los avances de la humanidad.

Y anima a Walt Whitman a vivir otros treinta años para poder ver las nuevas maravillas que se avecinan en las próximas décadas.

La carta se inscribe en las celebraciones que la ciudad de Camden en Nueva Jersey hizo a su más ilustre habitante con motivo de su setenta aniversario.
Walt Whitman en una fotografía coloreada

Considerado como el poeta de la democracia, Walt Whitman es con Emily Dickinson uno de los grandes creadores de la nueva voz poética de Norteamérica.
El tributo de Candem a Walt Whitman: Si tienes curiosidad por hojear este libro que Camden dedicó a Walt Whitman, puedes hacer click en este enlace:





CARTA DE MARK TWAIN A WALT WHITMAN


                                                  Hartford, 24 de mayo de 1889


Para Walt Whitman:



Usted ha vivido los setenta años más grandes de la historia del mundo y los más ricos en beneficio y progreso para todos. Estos setenta años han hecho mucho más por separar al hombre del resto de animales que lo que se hizo en los cinco siglos que le precedieron.


¡Qué grandes descubrimientos ha presenciado! La prensa de vapor, el barco de vapor, la desmotadora de algodón, el ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, el fonógrafo, la fotografía, el foto‒grabado, la luz de gas, la luz eléctrica, la máquina de coser y los sorprendentes, infinitamente variados e innumerables productos de alquitrán de hulla, esas últimas y extrañas maravillas de una edad maravillosa. Y usted ha visto todavía más descubrimientos que estos; porque ha visto la aplicación de anestesia para la cirugía, por la que el antiguo dolor, que se inició con la primera vida, llegó a su fin en esta tierra para siempre; usted ha visto al esclavo ser liberado, a la monarquía destituida en Francia y reducida en Inglaterra a una maquinaria que trata de demostrar impotentemente su diligencia y atención a los negocios, pero que está desconectada. Sí, de hecho, ha visto mucho ‒pero habrá que esperar todavía un tiempo, porque lo más grande está por venir. Espere treinta años y mire. Va a ver maravillas sobre maravillas además de esas de cuyo descubrimiento ha sido testigo; y por encima de todo ello verá su formidable resultado ‒el Hombre en casi toda su estatura, por fin‒ que todavía seguirá creciendo, visiblemente creciendo mientras usted mira. En ese día, el que tenga un trono o un privilegio dorado que no esté al alcance de su vecino, que coja sus zapatillas y se prepare para bailar porque va a haber música. ¡Viva y verá estas cosas! Treinta de nosotros que le honramos y le queremos le ofrecemos esta oportunidad. Tenemos entre todos nosotros seiscientos años que nos quedan en el banco de la vida. Tome treinta de ellos ‒el regalo de cumpleaños más hermoso ofrecido a un poeta en este mundo‒ y siéntese y espere. Espere a ver cómo esa gran figura aparece, y atrape el lejano brillo del sol sobre su bandera: entonces podrá irse satisfecho, sabiendo que ha visto a aquel para el que se hizo la tierra, y que él proclamará que el trigo humano vale más que la humana cizaña, y procederá a organizar sobre esta base los valores humanos.

Mark Twain


14 abril 2018

SYLVIA PLATH, TULIPANES

SYLVIA PLATH
Sylvia Plath es una escritora norteamericana nacida en Boston conocida por sus poemas, ensayos y relatos breves. 

También escribió una novela semiautobiográfica, La campana de cristal,  bajo el seudónimo de Victoria  Lucas.

Era una mujer sumamente perfeccionista, que escribía, pintaba y fue muy brillante en sus estudios.
Obtuvo una beca para la Universidad de Cambridge donde conoció al que sería su esposo, el poeta inglés Ted Hughes, con el que tendría dos hijos.
Sylvia Plath tuvo una vida personal y sentimental muy compleja y complicada.
Tras el fallecimiento de su padre cuando ella tenía nueve años, tuvo una relación muy difícil con su madre.


Más tarde sufrió a causa de un matrimonio inestable debido a su salud mental y a las infidelidades de su marido que, de alguna manera, perjudicaron su delicado equilibrio vital.
A lo largo de su vida tuvo varios intentos de suicidio y estuvo recluida en una institución de salud mental. 
Posiblemente sufriera lo que se conoce por un trastorno bipolar que no fue tratado como tal. 
Sylvia sintió la condición femenina como un lastre: "Mi gran tragedia es haber nacido mujer".
En 1963, enferma, sin dinero y a punto de separarse de su marido, se suicidó. 
Tenía treinta y un años y dejaba a sus dos hijos pequeños durmiendo en la habitación de al lado.
Su viudo, Ted Hughes, se convirtió en el editor del legado personal y literario de Silvia Plath. 
Hughes supervisó y editó la publicación de sus manuscritos. También destruyó el último volumen del diario de Plath, que trataba del tiempo que pasaron juntos. 
Silvia Plath fue la primera poeta en ganar un Premio Pulitzer póstumo su obra Poemas completos en inglés The Collected Poems.





TULIPANES
Los tulipanes son muy sensibles, es invierno aquí.
Mira qué blanco está todo, qué quieto, qué nevado.
Aprendo a estar en calma, yaciendo sola e inmóvil
como la luz sobre las paredes blancas, esta cama, estas manos.
No soy nadie, no tengo nada que ver con estallidos.
Les di mi nombre y mi ropa a las enfermeras,
mi historia al anestesista y mi cuerpo a los cirujanos.
Han puesto mi cabeza entre la almohada y el rebozo de la sábana
como un ojo entre dos párpados que nunca van a cerrarse.
Alumna estúpida, no puede sino tragárselo todo.
Las enfermeras van y vienen, no me molestan,
van y vienen como las gaviotas, con sus cofias blancas,
haciendo cosas con las manos, todas iguales,
de manera que es imposible saber cuántas hay.
Mi cuerpo es un guijarro para ellas, lo atienden como el agua
atiende a los guijarros por sobre los que pasa, puliéndolos suavemente.
Ellas me traen sopor en sus agujas brillantes, me traen el sueño.
Ahora que yo misma me he perdido, estoy harta de equipajes.
Mi maletín de cuero para la noche como una negra caja de remedios,
mi esposo y mi hija sonriéndome desde una fotografía;
sus sonrisas se meten bajo mi piel, pequeños anzuelos sonrientes.
Dejé que las cosas se deslizaran, soy una balsa de treinta años
obstinadamente aferrada a mi nombre y dirección.
Han borrado mis asociaciones amorosas.
Asustada y desnuda en la camilla tapizada con plástico verde
veía mi juego de té, mis armarios de ropa blanca, mis libros,
hundirse y desaparecer, y el agua cubrió mi cabeza.
Ahora soy una monja, nunca fui tan pura.
No quería flores, quería solamente
yacer con mis manos hacia arriba y sentirme totalmente vacía.
Qué libre es una, no tienes idea hasta qué punto…
La paz es tan grande que te deslumbra,
no pide nada, una placa con tu nombre, algunas chucherías.
Es a lo que se aferran finalmente los muertos, me los imagino
cerrando sus bocas sobre eso, como si fuera una hostia.
Para empezar, los tulipanes son muy rojos, me lastiman,
inclusive en su papel de seda podía oírlos respirar
ligeramente, a través de sus envoltorios blancos, como a un horrible bebé.
Sus pétalos encarnados le hablan a mi herida, y ella les corresponde.
Son sutiles; parecen flotar, pero me hunden,
perturbándome con sus súbitas lenguas y su color,
una docena de pesadas plomadas alrededor de mi cuello.
Nadie me observaba antes, ahora me siento observada,
los tulipanes me miran, y también la ventana
donde una vez al día un rayo de luz lentamente crece y decrece,
y me veo a mí misma, chata, ridícula, una sombra recortada en un papel,
entre el ojo del sol y los ojos de los tulipanes.
Y no tengo apariencia, he querido desaparecer.
Los vívidos tulipanes me devoran el oxígeno.
Antes que ellos llegaran el aire era lo suficientemente calmo,
entrando y saliendo con mi aliento, sin agitación.
Luego los tulipanes lo volvieron vibrante como un fuerte ruido.
Ahora el aire choca y se arremolina alrededor de ellos, como un río
choca y se arremolina alrededor de un barco hundido, oxidado y rojo.
Atraen mi atención, que era feliz
jugando y descansando sin comprometerse con nada.
También las paredes parecen estar entibiándose.
Los tulipanes deberían estar enjaulados como animales peligrosos;
están abriéndose como la boca de una terrible pantera,
y soy consciente de mi corazón: él abre y cierra
el cáliz de su roja flor sólo por amor a mí.
El agua que pruebo es tibia y salada como el mar,
y viene de comarcas tan lejanas como la salud.




SILVIA PLATH LEE TULIPS
En este vídeo puedes leer en inglés el famoso poema Tulips de Silvia Plath y escuchar a su autora leyéndolo.




13 abril 2018

WALT WHITMAN, UNA HOJA DE HIERBA



WALT  WHITMAN
Walt Whitman nació en 1819, en West Hills, Nueva York.
Poeta, ensayista, periodista y humanista.
Trabajó desde los once años y a pesar de haber recibido una breve educación formal llegó a ser maestro, también trabajó en imprentas y en periódicos y fue enfermero voluntario.
Su obra Hojas de hierba fue un trabajo de composición a lo largo de muchos años desde su juventud hasta su lecho de muerte. 
Incorpora a su obra poética el trascendentalismo y el realismo filosófico.
Llamado el poeta de las pequeñas cosas, se le considera el padre del verso libre.
Él mismo se describe así en uno de sus poemas:

"Walt Whitman, a kosmos, of Manhattan the son,
Turbulent, fleshy, sensual, eating, drinking and breeding,
No sentimentalist, no stander above men and women or apart from them,
No more modest than immodest."

Falleció en Camden, Nueva Jersey, en 1892.
Su obra ha influenciado a escritores como Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda, León Felipe, Fernando Pessoa, Allen Ginsberg, T. S. Elliot, Jorge Luis Borges, Rubén Darío...


UNA HOJA DE HIERBA
Creo que una hoja de hierba, no es menos que el día de trabajo de las estrellas, 
y que una hormiga es perfecta, y un grano de arena, y el huevo del régulo, son igualmente perfectos, 
y que la rana es una obra maestra, digna de los señalados, 
y que la zarzamora podría adornar, los salones del paraíso, 
y que la articulación más pequeña de mi mano, avergüenza a las máquinas, 
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha, supera todas las estatuas, 
y que un ratón es milagro suficiente, como para hacer dudar, a seis trillones de infieles. 

Descubro que en mí, se incorporaron, el gneiss y el carbón, 
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces. 
Que estoy estucado totalmente con los cuadrúpedos y los pájaros, 
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos 

y que puedo hacerlo volver atrás, y hacia mí, cuando quiera. 

Es vano acelerar la vergüenza, 
es vano que las plutónicas rocas, me envíen su calor al acercarme, 
es vano que el mastodonte se retrase, y se oculte detrás del polvo de sus huesos, 
es vano que se alejen los objetos muchas leguas y asuman formas multitudinales, 
es vano que el océano esculpa calaveras y se oculten en ellas los monstruos marinos, 
es vano que el aguilucho use de morada el cielo, 
es vano que la serpiente se deslice entre lianas y troncos, 
es vano que el reno huya refugiándose en lo recóndito del bosque, 
es vano que las morsas se dirijan al norte al Labrador. 
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido en la fisura del peñasco.


A LEAF OF GRASS
I believe a leaf of grass is no less than the journey-work of the stars,
And the pismire is equally perfect, and a grain of sand, and the egg of the wren,
And the tree-toad is a chef-d'oeuvre for the highest,
And the running blackberry would adorn the parlors of heaven,
And the narrowest hinge in my hand puts to scorn all machinery,
And the cow crunching with depress'd head surpasses any statue,
And a mouse is miracle enough to stagger sextillions of infidels.

I find I incorporate gneiss, coal, long-threaded moss, fruits, grains, esculent roots,
And am stucco'd with quadrupeds and birds all over,
And have distanced what is behind me for good reasons,
But call any thing back again when I desire it.

In vain the speeding or shyness,
In vain the plutonic rocks send their old heat against my approach,
In vain the mastodon retreats beneath its own powder'd bones,
In vain objects stand leagues off and assume manifold shapes,
In vain the ocean settling in hollows and the great monsters lying low,
In vain the buzzard houses herself with the sky,
In vain the snake slides through the creepers and logs,
In vain the elk takes to the inner passes of the woods,
In vain the razor-bill'd auk sails far north to Labrador,
I follow quickly, I ascend to the nest in the fissure of the cliff.



08 abril 2018

PABLO GAMARRA, LEYENDA DEL POZO AMARGO



PABLO GAMARRA RAMÍREZ
Pablo Gamarra Ramírez, de profesión maestro dirigía en Toledo el colegio Academia Imperial y era pintor y escritor.
Es autor de una Guía de Toledo.


Y de una recopilación de leyendas y tradiciones de la Ciudad Imperial recogidas en la obra Aguafuertes toledanos con ilustraciones de Ramírez de Biezma y con prólogo del Dr. Gregorio Marañón.






Pablo Gamarra recoge en su obra Aguafuertes toledanos, publicada en 1956, la Leyenda de la plaza del pozo amargo.
En ese libro, Gamarra mezcla leyendas toledanas con tradiciones ocasionales y con relatos que forman parte de un anecdotario tal vez particular del autor.



LEYENDA DE LA PLAZA DEL POZO AMARGO

Tiempo ha que en la noble mansión de doña Leonor el silencio es absoluto. Terminado el rosario, que pasa la propia dueña después de yantar de la noche, los criados, una vez apagadas las luces y escudriñados rincones, retíranse a su aposento a descansar.
Todo es silencio en la noche estrellada y lunar. De improviso, una sombra surge del portal, que con mucho sigilo y cuidando que los goznes no chirríen, cierra las claveteadas puertas, y calado el chambergo, embozado en su amplia capa carmesí y con la mano en la empuñadura de la espada, se aleja procurando que el ruido de las espuelas no le delate. Es el joven don Fernando, que, presuroso, se dirige por la actual calle del Nuncio Viejo, sorteando encrucijadas peligrosas, a ver a Raquel, la bella hebrea, señora de sus pensamientos.







Sonoras e imponentes caen sobre Toledo las diez campanadas de la noche. Don Fernando encamina sus pasos calle abajo, hasta detenerse junto a las tapias de un frondoso jardín que circunda el palacio del potentado israelita Leví. La noche, con su silencio perfumado de mirtos y claveles, envuelve acogedora las fragancias líricas de la juventud. Con cuchillos de plata, la luna hiere en un ventanal sus góticos ajimeces, mientras riela temblorosa, al murmullo del surtidor, en el estanque del jardín.


Como a una cita prevista, en la ventana aparece Raquel, la hija única del potentado judío. Don Fernando, al verla, hace una cortés reverencia, y con agilidad increíble, asiéndose a las yedras y a los salientes, escala la tapia y va a reunirse con la amada en el fondo del jardín. La luna, con su cara enyesada, sonríe funambulescamente al ocultarse entre los jirones de tul de las nubes, pero no sin antes arrancar destellos de una daga que describe una curva de muerte y va por la espalda al corazón de don Fernando. Un gemido ahogado y un cuerpo que se desploma sin vida sobre la arena del jardín, mientras que la sombra homicida se pierde en las frondas. Acude Raquel, y un grito siniestro se escapa de su pecho al ver sangrando en tierra al caballero. La luna se ha ocultado ahora entre nubes cárdenas y estalla el trueno, al tiempo que resuena una carcajada del viejo vengativo.

Todas las noches Raquel acude como a cita imaginaria al brocal del pozo del jardín. Su blanca silueta destaca sobre el fondo verdinegro de los vergeles, mientras sus pálidas manos enlazadas descansan sobre el regazo. Vierte sus lágrimas doloridas en el fondo del pozo, cuyas aguas un día se hacen amargas. Y cierta noche, en el sortilegio del plenilunio, la infeliz Raquel, en su extravío, creyendo ver en las aguas de la cisterna la imagen del amado, es atraída por ella a lo hondo.
Viajero: Esta es la leyenda que dio nombre a la calle del Pozo Amargo, en cuya plaza solitaria verás una losa que cubre aquella poterna de aguas no salobres, sino amargas de las lágrimas que en ella derramó la bella israelita.

Pablo Gamarra Ramírez

















06 abril 2018

OSCAR WILDE, DÍA DE PASCUA



OSCAR WILDE
Oscar Wilde fue un escritor, poeta, crítico y dramatugo británico, nacido en Dublín, Irlanda, en una familia protestante.
Como estudiante en la Universidad de Oxford, destacó en el estudio de los clásicos.
Fue famoso y aclamado por su habitual ingenio y sarcasmo social.
Oscar Wilde con 23 años viaja a Italia y a Grecia durante unas vacaciones escolares en 1877.
A fines de marzo de ese año, Wilde emprendió  la marcha en compañía de su antiguo profesor de Historia Antigua del Trinity College de Dublín, el reverendo John Pentland Mahaffy.
El profesor y el estudiante se detuvieron en Génova, Rávena, Brindisi y Corfú. 
En el viaje de vuelta de Grecia, Oscar Wilde se alojó en Roma en el Hotel d'Angleterre. 




El joven esteta durante su estancia en la ciudad visitó en el cementerio protestante romano la tumba del poeta romántico inglés John Keats, "el lugar más sagrado de Roma", y se inspiró para escribir un soneto. 
Se quejó del bajorrelieve de la cabeza de Keats: "No creo que se deba permitir que esta cosa tan fea se quede".





Wilde consideraba a Roma como "la única ciudad del alma". Llegó a la Ciudad Eterna el Jueves Santo y el Domingo de Pascua, se abrió camino hacia "la primera fila de los peregrinos en el Vaticano, y obtuvo la bendición del Santo Padre".



En su visita a la Ciudad del Vaticano es recibido por el Papa Pío IX.
Según se dice Pío Nono le deseó a Wilde en el transcurso de su audiencia privada "que pudiera realizar su viaje en la vida para llegar a la ciudad de Dios".
Wilde cuenta que este encuentro con el anciano pontífice lo dejó sin palabras.



Cuatro años más tarde, en 1881, Wilde se dio a conocer como escritor y como poeta con el libro Poems . 

En este libro, entre otros poemas, está Día de Pascua que hace referencia a su encuentro con el papa Pío Nono y el  impacto que este momento le produce.
El escritor pensó e incluso aplazó por mucho tiempo su adhesión a la fe católica. 
Wilde afirmó un día a quien le preguntaba si no se estaría acercando demasiado peligrosamente a la Iglesia Católica»: "Yo no soy un católico, yo soy simplemente un encendido papista".





Años más tarde, el sacerdote católico que, llamado por Robert Ross, atendió en París en sus últimos momentos  a Oscar Wilde contaba así su muerte:

"Mientras el carruaje recorría las oscuras calles de esa noche invernal, la triste historia de Óscar Wilde me fue, en parte, repetida… Robert Ross se arrodilló junto a la cama, asistiéndome como mejor pudo mientras le administraba al enfermo el bautismo condicional, y luego pronunciando las respuestas mientras le di la Extrema Unción al hombre postrado y recité las oraciones para los moribundos.


Ya que el moribundo estaba en una condición semi-comatosa, no me aventuré a administrarle el Santo Viático; pero debo añadir que él podía ser despertado y salió de este estado en mi presencia. 
Cuando despertó, dio signos de estar interiormente consciente… 
En efecto, estuve completamente satisfecho de que él me entendía cuando le dije que estaba a punto de recibirlo en la Iglesia Católica y le di los últimos sacramentos… y cuando repetí cerca a su oído los Santos Nombres, el Acto de Contricción, Fe, Esperanza y Caridad, con actos de humilde resignación a la Voluntad de Dios, trató de decir las palabras después de mí".
Oscar Wilde murió al día siguiente cumpliendo así el deseo que años antes había expresado: "El catolicismo es la religión en la cual moriré".

EASTER DAY  
The silver trumpets rang across the Dome: 
The people knelt upon the ground with awe: 
And borne upon the necks of men I saw, 
Like some great God, the Holy Lord of Rome. 
Priest-like, he wore a robe more white than foam, 
And, king-like, swathed himself in royal red, 
Three crowns of gold rose high upon his head: 
In splendour and in light the Pope passed home. 
My heart stole back across wide wastes of years 
To One who wandered by a lonely sea,
And sought in vain for any place of rest: 
"Foxes have holes, and every bird its nest, 
I, only I, must wander wearily, 
And bruise my feet, and drink wine salt with tears."





DÍA DE PASCUA
Las trompetas plateadas sonaron en el Domo:
La gente se arrodilló en el suelo con reverencia:
Y, llevado sobre los hombros de las gentes, yo vi,
como un gran Dios, al Santo Señor de Roma.
Como un sacerdote, vestía una túnica más blanca que la espuma,
y, como un rey, iba envuelto en púrpura regia,
tres coronas de oro se elevaban sobre su cabeza:
En esplendor y en luz, el Papa se fue a casa.
Mi corazón robado con gran desperdicio de años
por Uno que vaga por un mar solitario,
y busca en vano cualquier lugar de descanso:
"Los zorros tienen agujeros, y cada pájaro su nido,
yo, solo yo, debo vagar sin descanso,
y herir mis pies, y beber vino salado con lágrimas".