29 junio 2013

LUIS F. TROCÓNIZ, CINE GÓTICO Y LITERATURA


EL CINE GÓTICO

Haz un repaso con este vídeo de algunas de las películas más representativas del cine gótico:


Para completar la información puedes leer este artículo de Luis F. Trocóniz sobre la literatura gótica en el cine.





CINE GÓTICO Y LITERATURA 



Decir a estas alturas que el séptimo arte tiene una gran deuda con la literatura produce cierto sonrojo. Ahora bien, no todas las corrientes y estilos literarios han participado en el engrandecimiento del cine de la misma manera. La literatura gótica, junto a la de aventuras y la ciencia ficción, quizás sea la corriente literaria que más repercusión haya tenido en la historia del cine desde sus inicios hasta nuestros días, al menos como generador de iconos universales. 

El gótico literario tiene su punto de arranque en la Inglaterra de finales del XVIII, como reacción a una concepción filosófica y estética racionalista que provenía de la Ilustración. A lo largo de todo el siglo XIX la literatura gótica desarrollará una ingente variedad de tramas y estilos narrativos: desde el cuento sobrenatural, a la novela de fantasmas, pasando por los relatos de detectives o los dramas por entregas. Sin embargo, el término “gótico” aplicado al cine va a ser utilizado generalmente para referirnos al género de terror, aunque dicha estética vaya a estar también presente en otros géneros, como el cine negro o la ciencia ficción. Y de igual manera que el cine gótico no se puede circunscribir únicamente al cine de miedo, no todo el cine de terror que hoy conocemos podemos considerarlo gótico: el gore, que nace de las películas de serie B de finales de los 60 y 70, o el más reciente nuevo terror adolescente —donde jovencitos adinerados sufren las manías persecutorias de un psicópata— tienen poco ya que ver con el terror clásico que inspiraron los Bram Stoker, Walpole o Lovecraft. 

Pero realmente, ¿cuáles son las características del terror gótico? En primer lugar, y como punto de partida, hay que decir que en la propia naturaleza del género reside una continua exaltación de lo “subjetivo”, frente al naturalismo de algunas escuelas (documentalistas y neorrealistas principalmente) que buscan representar una realidad más o menos “objetiva”. Lo fundamental en el terror gótico es transmitir la visión de un mundo misterioso e inquietante, donde el hombre está indefenso a expensas de fuerzas superiores a su voluntad. La decadencia de una sociedad decrépita, las imágenes de locura y muerte, los fantasmas ancestrales y las escenas oníricas serán las principales señas de identidad de este cine, fiel a la tradición literaria del gótico de finales del siglo XVIII y del XIX. Pero el cine gótico se caracterizará sobre todo por una exageración dramática sublime, tanto en las formas como en el fondo, creando un marco sobrenatural inigualable para que personajes siniestros provoquen el escalofrío y el horror a sus anchas en el espectador.

Para encontrar los orígenes del cine de terror gótico debemos remontarnos al cine mudo. En esta etapa inicial los géneros más sobresalientes fueron el épico (superproducciones que recreaban hechos históricos, como Cabiria, El nacimiento de una nación u Octubre, entre muchas otras), el cine cómico (Mark Sennet, Chaplin, Harold Lloyd o Buster Keaton) y finalmente, el cine de terror, amén de otro cine destinado al gran público y más cercano al melodrama. Las primeras fuentes de inspiración de los cineastas vinieron de la mano de la literatura y, muy en especial, de la novela. 

¿Por qué llegan con mayor fuerza a la gran pantalla los relatos de la literatura gótica que las historias de las novelas de corrientes realistas y naturalistas del siglo XIX? Evidentemente, el potencial estético del joven arte para crear imágenes sugestivas no podía pasar desapercibido para los productores de la época. Tras la rica experiencia del teatro romántico y el emergente teatro expresionista, la industria del cine aprovechará su capacidad referencial para ilustrar lo que hasta ahora sólo se había podido leer o ver sobre un escenario, y será en la estética expresionista donde las historias de terror encontrarán un perfecto acomodo. 


Al igual que en pintura y teatro, el expresionismo cinematográfico nace en Alemania como un movimiento de vanguardia cuya motivación principal es la de provocar, removiendo la conciencia del espectador, creando imágenes angustiosas. Para ello, se dotará de una plástica escenográfica propia —con decorados donde abundan las paredes inclinadas y las formas angulosas, utilizando la luz y la sombra para crear ambientes sugestivos— que llegará en buena parte hasta nuestros días como convenciones del género de terror, si bien sin las extravagancias de los primeros momentos. Este nuevo arte expresionista, tan exagerado en sus formas como cuidado en sus argumentos, encontrará en la literatura de terror del XVIII y XIX un perfecto filón que explotar. A diferencia de las producciones épicas o cómicas, que en gran número partirán de guiones originales, el terror beberá directamente del riquísimo legado literario gótico y lo hará mediante adaptaciones bastante fieles al original. 

Con el paso del tiempo, estas películas pasarán a formar parte de la historia de la cultura iconográfica universal. Los paisajes inhóspitos, los castillos abandonados, la sobreactuación de los actores heredada del teatro romántico (recuerden la interpretación histriónica del Conde Drácula de Bela Lugosi), los ambientes de pesadilla y los universos paralelos serán la fuente de inspiración para las primeras obras producidas por la Universal y para los expresionistas Fritz Lang, Robert Wiene o Murnau. Por el contrario, en esta primera etapa muda la influencia de la literatura “realista”, donde la fuerza del diálogo es fundamental, no alcanzará su máximo esplendor hasta la llegada del cine sonoro a finales de la tercera década del siglo XX. Resulta curioso que en Inglaterra, con la rica tradición de novela y melodrama teatral góticos, sus cineastas no prestaran excesiva atención a tales obras hasta la aparición de la productora Hammer a mediados de la década de los 50, dando comienzo un renacer del género con la incorporación del color. Por primera vez se veía en pantalla el rojo intenso de la hemoglobina. Millones de espectadores se horrorizaron al ver chorrear la sangre por los colmillos del incombustible Christopher Lee. 

Para el mundo del cine, uno de los aspectos más atractivos de la literatura gótica siempre ha sido la descripción de atmósferas asfixiantes, donde los paisajes sobrecogedores y las noches de luna sugieren imágenes escalofriantes. Pero amén de castillos abandonados, callejones oscuros y sótanos infectos, donde el terror filmado encontrará la horma de su zapato será en el monstruo. En buena parte de los casos serán criaturas semihumanas o con alguna extraña mezcla de animal esotérico (lobos, murciélagos, reptiles, insectos, etc). Otras veces en cambio, serán hombres que pierden sus facultades humanas por algún motivo (Frankenstein, el Dr. Jekyll), locos asesinos (Jack, el destripador) o depravados (El enterrador de cuerpos). Pero de todos los monstruos, el más representado en la historia del cine será el vampiro, con su noble encarnación en el Conde Drácula.


Todos estos monstruos han sido representados una y otra vez hasta convertirse en verdaderos mitos del siglo XX, gracias al ingenio de los R.L. Stevenson, Mary Shelley o Polidori. El cine por sí mismo nunca hubiera sido capaz de crear tan magnéticas y fantásticas criaturas. 

La segunda gran aportación de la narración gótica, tanto o más importante que la anterior, será la concepción del espacio. Sólo hay que recordar las riquísimas y prolijas descripciones de H.P. Lovecraft o Edgar Allan Poe, donde los ambientes juegan un papel tan importante como los personajes: cementerios, bosques, castillos, pasadizos, criptas, casas abandonadas, posadas en medio del camino... Todo ello recrea los miedos ancestrales del hombre, el miedo a la oscuridad, a la soledad en espacios peligrosos, el miedo a lo desconocido y, finalmente o el miedo a la muerte. 

Y buena parte de culpa la tendrán los elementos expresionistas, anteriormente citados, que pervivirán en este cine de terror más allá de sus comienzos experimentales. Así, casi noventa años después de El gabinete del Dr. Caligari, M, el vampiro de Dusseldorf, Nosferatu o El testamento del Dr. Mabuse, siguen inquietándonos recursos tan sencillos como efectivos, mil y una vez vistos, como una puerta entreabierta en lo alto de una escalera. 

El terror gótico, a diferencia de otras producciones de terror tiene preferentemente una ubicación temporal en épocas remotas, especialmente en la Inglaterra victoriana. Allí se desarrolla uno de los relatos más espeluznantes llevados a la gran pantalla: El extraño caso del Dr. Jekyil y Mr. Hyde. En esta ocasión, a diferencia de Drácula o Frankenstein, el monstruo habita en un ser humano que le impulsa indefectiblemente a matar. El mal está en nosotros. 

El terror desgarrado de los suburbios del Londres del XIX y de viejos castillos convive también con un terror de estirpe romántica y humanista encarnado por Frankenstein. Al igual que en el caso de Drácula existen diferentes versiones de esta obra: primero, un Frankenstein siniestro y asesino hasta la versión más edulcorada rodada hace unos años por Kenneth Brannagh. Lo mismo ocurre con Drácula, que comenzó con una interpretación barroca y elegante, encarnada por Bela Lugosi, pasó por el satánico y embaucador Drácula de Christopher Lee hasta llegar de nuevo a la romántica y sensual versión del maestro Coppola. 

Todos ellos tienen una cualidad en común: la decadencia propia del romanticismo, el horror como algo sublime, la erótica de la sangre y el escalofrío, la sensual belleza de lo prohibido. Por el contrario, la mayor parte del cine de terror de nuestros días parece orientarse más hacia lo sensitivo, al gusto por el susto fácil, al tedioso juego de descubrir al asesino o, directamente, a provocar la náusea gracias a jugosas escenas de vísceras y demás truculencias. Tras la intensísima producción de la Hammer en los años 50 y 60, no han sido muchos los que han continuado cultivando este género, salvo honrosas excepciones. El barroquismo de algunas películas de Tim Burton­ ­—Eduardo Manostijeras, Sleepy Hollow— sin entrar en el campo del terror propiamente dicho, apuntan a este director como uno de los herederos más directos de los Jacques Tourneur y compañía. De todas formas, no cabe descartar un nuevo resurgir de este cine si tenemos en cuenta cierta corriente revival que se viene instalando lentamente en los grandes estudios desde la década pasada. Dependerá, en buena parte, de la producción literaria.




Luis F. Trocóniz




08 junio 2013

CHARLES BUKOWSKI, PÁJARO AZUL


CHARLES BUKOWSKI


Charles Bukowski, nacido en Alemania en 1920, fue uno de los autores más influyentes en la literatura americana del siglo XX gracias a su estilo personal, transgresor y cargado de sentimientos en estado puro.


Fue un autor prolífico, escribió más de cincuenta libros, incontables relatos cortos y multitud de poemas. 

Bukowski es considerado un símbolo del "realismo sucio" y de la literatura independiente.



PÁJARO AZUL 

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres 
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo lo dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no lo he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?

BLUEBIRD

there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too tough for him,
I say, stay in there, I'm not going
to let anybody see
you.


there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I pour whiskey on him and inhale
cigarette smoke
and the whores and the bartenders
and the grocery clerks
never know that
he's
in there.

there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too tough for him,
I say,
stay down, do you want to mess
me up?
you want to screw up the
works?
you want to blow my book sales in
Europe?

there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too clever, I only let him out
at night sometimes
when everybody's asleep.
I say, I know that you're there,
so don't be
sad.
then I put him back,
but he's singing a little
in there, I haven't quite let him
die
and we sleep together like
that
with our
secret pact
and it's nice enough to
make a man
weep, but I don't
weep, do
you?







01 junio 2013

JAMES MANGOLD, KATE & LEOPOLD



KATE & LEOPOLD


Kate & Leopold, es una comedia romántica protagonizada por Meg Ryan y Hugh Jackman. 
Esta película es una de las referencias  citadas por Uniovi para estudiar el contraste de civilizaciones y los viajes en el tiempo.
Dirigida por James Mangold. 
Estrenada diciembre de 2001 en Estados Unidos y en abril de 2002 en España.
Trata el tema de los viajes en el tiempo a través de un portal  espacio temporal que va del Nueva York del siglo XXI al del siglo XIX.

ARGUMENTO

Kate McKay es una moderna ejecutiva neoyorkina, una mujer del siglo XXI que solo quiere triunfar en el mundo empresarial. 
Leopold, el tercer duque de Albany, es un caballero soltero, elegante y refinado de finales del siglo XIX que llega accidentalmente al Nueva York de nuestra época a través de un portal en el tiempo.
Las expectativas profesionales y sociales de ambos, les llevan a mostrarse cínicos ante el amor. 
A pesar de las diferencias entre ambos, se enamoran...

El argumento romántico es convencional, ligero y previsible y los viajes en el tiempo no aparecen apenas explicados con una base medianamente sólida, son solo un pretexto para presentarnos a dos personajes muy distintos, pertenecientes a mundos opuestos, unidos por el amor a través del tiempo.  

UNTIL DE STING

En el año 2002, la canción Until, creada para la película e interpretada por el cantante Sting, obtuvo el Globo de Oro a la mejor canción original.

Aquí puedes escucharla junto con algunas imágenes de la película.